La primera impresión es que se trata de una "pequeña Ámsterdam".
Entre los monumentos destaca la Catedral y el claustro que forma parte de la Universidad.
Es una ciudad fabulosa para disfrutar paseando, Estuvimos el 31 de octubre y ya estaba saturada de decoración navideña. Participamos en una marcha ecologista, nos regalaron unas prácticas botellas recargables para consumir agua del grifo.
Gran cantidad de bares y restaurantes con terrazas. Coincidimos con una mercado de artesanía y productos autóctonos. Consumimos "frites" de aperitivo al estilo belga. Comimos en un restaurante moderno, muy funcional, bastante barato con variedad de platos a elegir.
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