Las ruinas de
Micenas se dividen en dos partes: la principal, donde se
encuentra la Ciudadela además del Museo, y el Tesoro de Atreo, a unos 700
metros carretera abajo.
Las Murallas Ciclópeas en Micenas, que deben su nombre a
los míticos cíclopes—gigantes de un solo ojo según la mitología griega—son
impresionantes restos de la fortaleza antigua. Aunque hoy son solo ruinas,
estas grandes paredes de piedra, construidas sin mortero, datan del siglo XIII
a.C. A pesar de su estado actual, siguen siendo un testimonio destacado de la
ingeniería y la fortificación micénica.
Puerta de los Leones: Esta puerta es el símbolo más conocido de Micenas,
fue construida hacia el año 1250 a.C. y su enorme abertura mide 3,75 por
3,5 metros. En la puerta se pueden ver dos leones rampantes de casi tres metros
de altura. Conviene fijarse en las marcas del
suelo y en los agujeros de los cerrojos para hacerse una idea de su tamaño. El relieve, el más antiguo de Grecia,
presenta los leones apoyados en una columna y flanqueados por grandes pilares.
Aunque las cabezas de los leones se han perdido, el impacto visual de la puerta
sigue siendo impresionante. El bloque de piedra que sostiene el relieve pesa
unas 20 toneladas, subrayando la grandiosidad de la fortaleza micénica.
Círculo A
Justo al cruzar la Puerta de los Leones se llega a la zona del Círculo A, una necrópolis donde
en el año 1876 Heinrich Schliemann, su esposa Sophia y Panagiotis Stamatakis
encontraron 6 tumbas datadas entre 1600 y 1500 a.C. En la tumba V del
Círculo A fue donde se encontró la famosa Máscara de Agamenón que
adornaba uno de los 3 cuerpos enterrados. Cabe destacar que, aunque se llama
así, no hay pruebas de que se tratara del mítico rey.
Acrópolis y Palacio Real. Por el camino que conduce a
la parte alta de la Acrópolis (ciudad alta), te encontrarás con
los restos de lo que fue el Palacio Real. Y aquí sí que hay que tirar
mucho de imaginación ya que poco queda en pie. Siempre podemos recurrir a las recreaciones virtuales en dibujos que nos acercan a lo que pudo ser.
Puerta Norte. No lejos de allí se encuentra la Puerta Norte, construida con grandes
bloques de piedra que encajan perfectamente entre ellos, un ejemplo de las
técnicas constructivas tan depuradas. A lo largo del recorrido pasarás también
por las ruinas de otros edificios, como la Casa de las Columnas, el Edificio
Delta y Gamma, los Graneros o el Taller de los Artistas.
Círculo B, Tolo de Clymnestra, y tumba de Egisto
Se trata de un complejo de tumbas en forma de pozo que data de
los siglos XVI al XV a.C. y que, al parecer, se reservaban a personas de la
élite pero de menor importancia, lo cual revela una estructura social y
política jerárquica. Allí también está el Tholo de Clitemnestra, esposa de
Agamenón (una tumba monumental en forma de tholos o cúpula, del siglo XIII
a.C.) y la Tumba de Egisto (menos monumental).
Tesoro de Atreo: nombre asignado por Heinrich
Schliemann, un arqueólogo alemán del siglo XIX que se dedicó a buscar tesoros
por toda Grecia. El arqueólogo, descubridor de Micenas en el año 1874, tenía
una gran obsesión por descubrir Troya y demostrar la existencia de Agamenón. Actualmente está claro que esta edificación circular
era una tumba de la realeza, y se cree que pudiera ser la del propio Agamenón.
Además del Tesoro de Atreo, en Micenas se descubrieron seis tumbas circulares que contenían los restos de 19 personas. La tumba fue levantada entre los siglos XIV y XII a.C. Su monumentalidad sugiere que pudo haber sido el lugar de enterramiento de algún rey de gran relevancia. Acceder al Tesoro de Atreo es una experiencia sobrecogedora.
El visitante debe atravesar un impresionante corredor de entrada de 36 metros de longitud y 6 metros de altura, excavado a pico en la ladera de la montaña y revestido con sillares de piedra. Este pasillo monumental conduce a una cámara funeraria aún más impresionante: una bóveda con más de 13 metros de altura que una vez estuvo adornada con espléndidos ajuares funerarios. Aunque la tumba es popularmente conocida como la tumba de Agamenón, el rey mencionado en la Ilíada de Homero, no hay evidencia concreta de que fuera enterrado aquí, ni su padre ni él.
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