Fuimos en bus a Sevilla por la noche, y de allí a Huelva. Para hacer tiempo nos paseamos por esta ciudad hasta legar a la Feria. Celebraban las fiestas colombinas. Aparcamos las mochilas a la entrada, junto al césped. El sol invitaba a una siesta. Una chica de buen ver se acercó y con su gracejo onubense nos explicó que la mayor parte de las casetas eran privadas. Evidentemente no estábamos invitados a ninguna,
Por la tarde llegamos al Camping "sindical" de Punta Umbría. Era un cachondeo; en recepción nos dijeron que estaba completo pero unos campistas que salían nos dijeron que la gente se colaba sin pagar. No quisimos líos. Montamos la tienda en la playa. Nos jugamos el "tipo". Al levantarnos vimos las roderas de un vehículo muy cerquita de donde habíamos dormido.
Ni cortos ni perezosos pusimos rumbo a Cartaya; desde la estación un paseo aunque se nos hizo marcha militar con las mochilas a cuesta. Algunos se libraron de la mili y no las han disfrutado, las marchas con mochila y casco se sobreentiende Nos aposentamos en el Rompido, camping Catapum para más señas. Una lengua de riachuelo y una barrera arenosa nos separaban del Atlántico. Se pasaba en barca para bañarse en mar abierto.
Tuvimos tiempo para todo: playa, paseos, comidas de camping gas, sardinas asadas de pescador, escarceos de acercamiento a féminas con escaso éxito, fumigación de mosquitos con avioneta, cafés y cañas al caer la tarde, excursión hasta Ayamonte, etc. Podíamos con todo, éramos muy jóvenes. Omito el chiste de la última gota. Quien se acuerde que se ría.
Del Pisuerga a la desembocadura del Guadiana, aventuras agosteñas de cinco pistoleros desarmados. Volvimos en tren por una línea que ya no existe. La vía recorría la ruta de la Plata. Huelva, Mérida, Cáceres, Plasencia, Béjar, Salamanca. Muchos años después hicieron la autovía, Y del Tormes a Pucela.
Lo he narrado sintéticamente. Si queréis añadir algo que haya dejado en el tintero me lo comunicáis. Abajo fotos localizadas.
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