jueves, 26 de enero de 2017

PORTONOVO 1981



La memoria es muy selectiva. En este caso no tendré más remedio que rellenar con comentarios el esqueleto de los recuerdos. Menos mal que conservo media docena de fotos sinceras, no como las digitales de ahora. Corría el año 1981, teníamos toda una vida por delante. Cuando nos veían pasar con las mochilas los lugareños pensaban como Asterix: “están locos estos romanos”. Llevábamos dos tiendas. Empezaba la movida madrileña y la viguesa, pero no íbamos a la moda.





 A la vuelta paramos en Santiago. Había tenderetes de artesanía. Después volvimos en tren a Valladolid.


También pernoctamos, sin pase, en Paxariñas en una de las múltiples etapas del trayecto Santander-Vigo que recorrimos Chuchi y yo un julio aventurero. En el cruce de Portonovo a Sanxenxo, haciendo dedo, en respuesta a un mal gesto se volvió un aguerrido conductor de seiscientos. Me han dicho que lustros después interpretó al abuelo del enano en Juego de Tronos. Pero ya no toma carajillos.

Otro verano más tarde llegamos con el cuatro latas de Víctor, un milagro. Volvimos, pasando por Villamor de los Escuderos -pueblo de Ana Pérez- para ver la “espantá” y correr cuesta arriba hasta los almendros con los toros pisándonos los talones.

He vuelto más de una docena de veces a Portonovo. La última en mayo de 2015 a una celebración familiar. El triángulo Vigo-Fisterra-Santiago sigue siendo Galicia a pesar de las movidas (turismo meseteño, Prestige, camino celtiña de Compostela al cabo, peperos y mareas,...). Como antes se puede disfrutar de la raya con patatas, los berberechos, el pulpo, los camarones, del albariño, el queso de tetilla con membrillo, el agua fresquita del mar, etc...

Camping Paxariñas en la actualidad


No hay comentarios:

Publicar un comentario