Su casco histórico está formado por cuatro calles paralelas: Barrenkalea, Artekalea, Goienkalea y Kalebarria, atravesadas en el centro por la Zeharkalea. Este rectángulo tiene en uno de sus lados la Iglesia de Santa Ana y en el opuesto la Iglesia de Santa María.
El hotel estaba junto al río muy cerca del Arco de Santa Ana.
En la plaza donde se encuentra la iglesia, podemos ver el Arco de Santa Ana, la única de las seis puertas de entrada que queda de la antigua muralla que rodeaba la villa de Durango. Se construyó en el año 1566 en estilo renacentista y en 1743 se reformó en estilo barroco, quedando tal como la vemos en la actualidad. Su diseño es en forma de arco del triunfo, tiene un paso de arco de medio punto y en la parte alta podemos ver dos garitones cubiertos por una cúpula y entre ellos el escudo de armas de los Austrias.
Junto a la plaza hay una zona en la que el río Mañaria que cruza la ciudad se une al Ibaizabal. Palacio Arribi: muestra en su fachada elementos de una larga cronología histórica. Destacan los relojes de sol, así como la magnífica portada renacentista (Goienkalea) de mediados del siglo XVI.
Casa Zabala: Con una amplia fachada a la plaza, nos encontramos con una buena muestra de arquitectura ecléctica erigida hacia 1896. Además junto al río un ejemplo de vivienda tradicional.
Antiguo Molino de Santa Ana: adosado al arco de Santa Ana, fue reformado en el siglo XX. Presenta diferentes motivos artísticos, algunos de ellos extraídos de elementos como la cruz de Kurutziaga a iniciativa del aparejador municipal Eguia. Bajo la plaza de Santa Ana transcurre el canal de agua que alimentaba este molino. El Palacio Lejarza :es del siglo XVI, con carácter cúbico y hermético pero adaptada a prototipos residenciales del renacimiento vizcaino. Por la parte que da a la Plaza Garitaonaindia podemos observar las galerías de gusto modernista correspondientes al recrecimiento de la trasera.
La Iglesia de Santa Ana se construyó en 1722, sobre los restos de una iglesia siglo XV, , acabándose con la torre en 1745. Es un bello ejemplo de arquitectura barroca y tiene planta herreriana con tres naves y crucero, y un pórtico de pilastras con una representación de la Pasión.
En el interior podemos ver el lienzo del altar mayor en el que se representa a Santa Ana con su hija del pintor bilbaíno Ramón de Elorriaga. Dispuesto en tres naves escalonadas y tres tramos más crucero y capilla mayor. La sobriedad interior y la pureza de las maclas de volúmenes por el exterior, con sus altos estribos, es lo que más resalta. La torre, igualmente austera. Los planos de esta opción barroca sin concesiones al ornamento son de Lázaro de La Incera, 1722.
El pórtico está realizado en sillería mientras que el resto del edificio se construyó con ladrillos. y en él destaca la fachada. Los elementos más interesantes de este edificio se encuentran en la fachada principal. En el piso de abajo se encuentra un portal de siete arcos de medio punto y en la primera planta se impone un gran balcón. Destaca la central, con pilastras que la enmarcan y sostienen un frontón triangular roto en el centro, donde se sitúa el escudo de la villa. El desván tiene siete ventanas.
Las pinturas que decoran las dos últimas plantas están inspiradas en “La Comedie Française” que narran pequeñas historias de estilo rococó (de amor, cacerías).Son reconstrucciones de las pinturas originales de Ignacio de Zumarraga.
La Basílica de Santa María de Uríbarri, se construyó en el siglo XVI adosándose a la Torre de Arandoño, una de las construcciones más antiguas de Durango, y que fue transformada en campanario. Su asentamiento frente a las calles de la villa y dominando el acceso a la misma desde Bilbao, ha sido siempre referencia fundamental del municipio.
La torre se escalona en tres cuerpos, coronándose con pináculos y tracería y sirvió de base para el actual campanario. Todavía se conservan las estrechas ventanas típicas de estas construcciones visibles desde el interior de la edificación.
La iglesia actual refleja en su fábrica dos momentos diferentes. La fábrica original es gótico-renacentista, de fechas próximas al año 1500; la otra es barroco-clasicista de finales del siglo XVII. Del edificio primitivo queda el planteamiento general, toda la cabecera, los tres vanos apuntados, la bóveda de esquema estrellado, la torre y el coro, que está perfectamente identificado dentro del estilo Reyes Católicos. La fábrica nueva es una magnífica obra; una de las más monumentales de la arquitectura barroco-clasicista del País Vasco.
A a los pies, se cobija bajo un enorme pórtico arquitectónico. Es un bello ejemplar de diseño austero, clasicista, planeado para abovedarse sobre cuatro pilares preparados para recibir la crucería. El otro acceso, el secundario, se abre al lado de la Epístola y se protege bajo el pórtico de madera, con once pilares y nueve pilastras. Se trata de una de las mejores obras de carpintería de Bizkaia, sin columnas, se apoya en vigas curvas siguiendo técnicas de construcción naval y es el más grande de Europa de sus características.
La plaza de Andra Mari, tiene muchísima animación, es el centro neurálgico de Durango y está rodeada de bellísimos edificios barrocos del siglo XVIII. Por detrás de la basílica, encontramos el mercado, construido en los años treinta con una arquitectura peculiar que merece la pena acercarse a contemplar.
Al otro lado del río hay bellos edificios, uno de ellos, el Palacio de Etxezarreta, En el interior se encuentra el Archivo Histórico, Museo de Bellas Artes, Biblioteca, Museo Histórico, y Salas de exposiciones. Es un buen ejemplo del barroco austero vizcaíno en el que se dan todas las características básicas del estilo: ordenación equilibrada de la fachada con potenciación del eje central, empleo de los materiales constructivos de forma jerarquizada, vanos regulares adintelados, jardín trasero y galería con orientación al mediodía. Este palacio, realizado sobre una planta cuadrangular y con un soberbio volumen de construcción se cubre con un tejado de cuatro aguas con alero sobre una cornisa de moldura y canes tallados con motivos vegetales y animales.
Su fachada concentra todos los elementos del estilo del que es ejemplo. Enmarcada entre dos pilastras cajeadas que sobrepasan la cubierta convirtiéndose en pináculos, se ordena en retículas simétricas de cinco ejes de vanos y en cuatro alturas separadas por molduras impostas. El vano central queda roto y sin ventanas o balcones; en él se ubica, en la planta baja, el acceso principal sobre el que se ha pintado un reloj de sol. La entrada está definida por molduras mixtilíneas con orejas y patas, y a la altura del tercer piso se halla el gran escudo heráldico. En la planta tercera hay un gran balcón de hierro forjado al que se abren dos vanos puerta definidos, como el reto de los vanos, por molduras.
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