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La película se desarrolla en el año 1575, cuando el joven soldado Miguel de Cervantes es capturado en alta mar por corsarios árabes y llevado a Argel como rehén.
Los paisajes actúan como un protagonista más en esta película. El mayor acierto: la elección de los lugares de rodaje. Desde fortalezas históricas hasta calas de aguas cristalinas, el cineasta eligió la región valenciana para recrear paisajes únicos sin salir de España.
El rodaje de la nueva película de Alejandro Amenábar arrancó en abril de 2024 en el Castillo-Fortaleza de Santa Pola, una construcción del siglo XVI que se transformó en el sitio perfecto para dar vida a las primeras escenas de la producción.
A 166 metros sobre el nivel del mar y declarado Bien de Interés Cultural, el Castillo de Santa Bárbara, en la ciudad de Alicante, se convirtió en el siguiente escenario.
Entre Moraira y Jávea, en el municipio alicantino de El Poble Nou de Benitatxell, se encuentra la Cala del Moraig, una playa de unos 300 metros rodeada de un entorno natural único. Con sus aguas cristalinas y su paisaje salvaje se convirtió en el rincón ideal para la grabación de varias escenas clave de la película.
Otro de las localizaciones escogidas ha sido Bocairent, su esencia Medieval hace único este enclave. Y siguen la cueva de En Gomar, el castillo de Buñol, el Palacio de los Condes de Cervellón,...
Ciento treinta y cinco minutos a veces son demasiados para una peli. En este caso el ritmo narrativo y el cambio de escenarios facilita aguantar más de dos horas atento a la pantalla.
Sin entrar en debates históricos a mí me parece una buena obra de ficción. Yo me acerqué a la sala del Brodway sin prejuicios este martes aprovechando la entrada a dos euros. Disfruté de lo lindo. Recomiendo verla sin más pretensiones. Los temas de tertulia para después.
Hay un sello Aménabar en sus películas. Todas son muy buenas empezando por Tesis y siguiendo por Ágora. Es un buen contador de historias y se apoya en personajes muy potentes. Y la mano de Cervantes representada se mueve libremente. Tiene de todo: giros visuales, duelos interpretativos, libertad creativa, polémica,... Éxito de taquilla asegurado. El autor del Quijote da para muchas películas y series. Hay que verla primero porque es entretenida y segundo porque se está convirtiendo en tema obligado de conversación.
Lo mejor la banda sonora con melodías de orquesta muy bien trabajadas canciones bereberes y el sonido de la vihuela renacentista castellana siempre presente. Él mismo director se ha encargado de componer la música, como es su costumbre. Varios músicos han participado en la grabación,. El multiinstrumentista cordobés Javier Márquez ha colaborado tocando diversos instrumentos de viento étnicos, como el duduk armenio, saxofón soprano y flauta dulce,
Remata al final con la Fantasía X para vihuela de Alonso de Mudarra, aunque adaptado a guitarra por Andrés Segovia , y la música de las aspas de los molinos de viento. Para ello ha contado con la intervención de la guitarrista Silvia Pérez Cruz.
¿Es mejor músico que director de cine Alejandro Amenábar? Para mí los intérpretes Silvia Pérez Cruz y Javier Márquez han brillado tanto o más que los actores. Hay opiniones para todos los gustos.
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