Lunes, siete de a tarde, viento de otoño. Esta vez había sido en el ascensor. Los ojos de la vecina del tercero le hablaron. Pensó: te quedan cuatro días. Después siempre le entraba dolor de cabeza.
Entró al salón sin quitarse la cazadora. Se asomó a la terraza. Pasó un rato mirando la danza de los árboles del parque. Con el temblor de las hojas llegó la calma. Para terminar de relajarse se preparó un té con hierbabuena.
Cuando se murió su abuela tenía solo diez años. Desde entonces tiene esos pálpitos de vez en cuando. Se cree con suerte, en el siglo XXI no queman a las brujas.
Viernes, una del mediodía, sol del membrillo. Ni sacó la llave. En el cristal de la puerta habían pegado una esquela. María Sigüenza García ha fallecido a la edad de sesenta y ocho años. Consultó el móvil, ningún mensaje de sus hijos. Acarició el icono de la app de Auvasa. Solo quedaban tres minutos para que pasara el bus. En cuatro paradas bajó en el tanatorio de las Contiendas.
Spökenkieker es una expresión en bajo alemán para las personas que tienen el don de la predicción de muertes. Se dice que los y las Spökenkieker se encuentran principalmente en Westfalia.
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