domingo, 2 de noviembre de 2025

CARMEN de BIZET en el TEATRO REAL

 

Opéra comique en cuatro actos

Música de Georges Bizet (1838-1875)

Libreto de Henri Meilhac y Ludovic Halévy, basado en la obra homónima (1845) de Prosper Mérimée

Estrenada en la Opéra-Comique de París el 3 de marzo de 1875

Estrenada en el Teatro Real el 14 de marzo de 1888

Producción del Teatro Real, en coproducción con la Royal Ballet and Opera de Londres y Teatro alla Scala de Milán



Carmen es la última ópera y obra maestra de Georges Bizet, basada en la novela de Prosper Mérimée. En esta ocasión llega al Real con una producción de Damiano Michieletto, que arroja una nueva luz sobre la lujuria, la violencia y la pasión de la popular ópera. La producción contará con grandes voces como Aigul Akhmetshina, que regresa al Teatro Real tras su aplaudida Elisabetta de Maria Stuarda o artistas de la talla de Michael Fabiano, Charles Castronovo o J’Nai Bridges.  Al frente la Orquesta Titular del Teatro Real estará la maestra Eun Sun Kim, actual directora musical de la Ópera de San Francisco, y primera mujer en dirigir una ópera en el Real tras obtener el primer premio del Concurso Internacional de Dirección de Ópera Jesús López-Cobos en 2008. 

Funciones: 10, 11, 13, 14, 16, 17,  19, 23, 26, 27, 29 y 30 de diciembre de 2025 
 2 , 3 y 4 de enero de 2026. 
Hora: 19;30.



Innovación musical: Bizet introdujo elementos de música folclórica española, como la habanera y la seguidilla, en la ópera, creando un sonido distintivo y popular.

Simbolismo: El preludio utiliza tres motivos musicales clave: la entrada de los toreros, la "Canción del toreador" y el motivo del destino de Carmen, creando una atmósfera de premonición trágica.



El proyecto de composición de Carmen se inició en 1873, cuando Adolphe de Leuven y Camille du Locle, directores de la parisina Opéra-Comique, encargaron a Bizet la composición de una ópera, asignándole como libretistas a Henri Meilhac y Ludovic Halévy. Bizet sugirió como temática una adaptación de la novela Carmen de Prosper Mérimée. El libreto y la composición musical estuvieron concluidos en la primavera de 1874, y durante el verano Bizet realizó la orquestación. Por tanto, a comienzos del otoño de 1874 la ópera estaba terminada. Carmen se estrenó en la Sala Favart de la Opéra-Comique el 3 de marzo de 1875 y en aquella temporada fue representada en cuarenta y cinco funciones.




En Carmen, la orquesta tiene un gran protagonismo interpretando una extraordinaria música desde la misma ‘Obertura’, estructurada en forma de rondó y que contiene tres temas recurrentes que irán reapareciendo a lo largo de toda la ópera: un brillantísimo y luminoso tema inicial que representa el ambiente festivo de una corrida de toros, que se repite hasta en cuatro ocasiones y donde puede escucharse un tutti orquestal, con el sonido vertiginoso de la cuerda, maderas y metales, junto a las continuas intervenciones de platillos y timbales. La tercera repetición da paso a otro tema recurrente de gran musicalidad: la ‘Canción del toreador’, donde la cuerda con ritmo acompasado es acompañada por el sonido sincopado de los metales. La cuarta repetición da paso al tema sombrío del destino, asociado al personaje de Carmen, con el sonido de los chelos en conjunción con los metales sobre un fortísimo trémolo de violines y violas, produciéndose un crescendo orquestal que bruscamente se corta y da entrada al comienzo de la ópera, marcado por una música alegre y desenfadada, con un coro de niños y, sobre todo, el coro de las cigarreras, sin duda, una de las páginas más bellas de esta ópera, con una música suave y acariciante. En fuerte contraste, poderosos acordes marcan la entrada en escena de Carmen, que precisa de una mezzosoprano de amplio registro, unido a una gran capacidad teatral para dotar a su canto de un tono sensual en la ‘Habanera’, que muestra la psicología del personaje y su visión del amor (palabra que repite hasta en doce ocasiones), junto al tono mordaz y seductor ante Don José cuando interpreta la ‘Seguidilla’, donde manifiesta que su corazón es libre como el aire. Aunque Don José se resiste, al final cae rendido a sus pies. En contraste con las insolentes y sensuales intervenciones de Carmen, puede escucharse el amplio dúo de intenso lirismo entre Don José (tenor lírico-spinto) y Micaela (soprano lírica), una muchacha dulce y candorosa muy enamorada de Don José.




El preludio orquestal del Acto II (la ‘marcha de los Dragones de Alcalá’) se inicia con el sonido rítmico de los dos fagotes y el tambor. Las flautas, así como todo el conjunto de maderas, tienen importantes intervenciones; y, sin solución de continuidad, puede escucharse una música en forma de danza, con el sonido en pizzicato de violas y chelos incorporándose las flautas junto al sonido del arpa, insertándose diálogos de maderas graves y agudas que dan entrada a la tercera intervención solista de Carmen, la ‘Chanson bohème‘, página de gran exigencia vocal, sobre todo en la franja aguda y en las agilidades, que se inicia lentamente y va desarrollándose cada vez a mayor velocidad, hasta adquirir un ritmo frenético, aún más acentuado en la coda orquestal conclusiva.

En este Acto II hace su irrupción escénica el torero Escamillo (barítono o bajo-barítono, con un canto altamente expresivo), que interpreta su canción ‘Toréador, en garde‘, con la música escuchada en la ‘Obertura’. También destaca sobremanera un quinteto, con muchas dosis de humor, donde intervienen Carmen, junto a sus amigas Frasquita (soprano ligera) y Mercedes (mezzo) y los contrabandistas el Remendado (tenor) y el Dancaire (barítono), donde se establecen unos brillantes juegos de voces en conjunción con el sonido orquestal. El momento culminante de este Acto II es el dúo entre Don José y Carmen, quien baila y canta, tocando las castañuelas, algo muy importante y que pocas intérpretes realizan. Dentro de ese dúo, Don José interpreta la famosa romanza de flor ‘La fleur que tu m’avais jetée‘, que exige una depurada línea vocal y un canto de intenso lirismo pleno de matices, teniendo el tenor que elevar la voz a un Si bemol. Este Acto II concluye con un magnífico concertante, verdadero canto a la libertad donde se conjugan música orquestal, coro y voces solistas.

Audición con partitura  (dos horas y media)

El interludio orquestal que introduce el Acto III es de una sublime belleza, con el sonido conjuntado del arpa y la flauta al que se unen el clarinete y toda la cuerda, con las violas en pizzicato, para concluir maderas y cuerda en un etéreo pianissimo. En continuidad, puede escucharse el comienzo del Acto III con la ‘Marcha de los contrabandistas’, introducida por los acordes de las trompas y donde, de nuevo, brillan los sonidos de las maderas en conjunción con la cuerda, insertándose el coro y las voces solistas que intervienen en un brillante sexteto, que deriva a otro de los grandes momentos de esta ópera, la llamada ‘escena de las cartas’, con el alegre dúo de ‘Melons! Coupons!‘ de Frasquita y Mercedes, donde se echan las cartas para saber su futuro amoroso; también Carmen prueba fortuna con las cartas, ‘Voyons, que j’essaie mon tour… En vain, pour éviter les réponses amères‘, para descubrir que su futuro es la muerte; aquí la cantante tiene que conferir un gran dramatismo a su interpretación, trabajando mucho el registro grave. Otro momento importante de este Acto III es la intervención solista de Micaela en el recitativo-aria ‘C’est des contrebandiers… Je dis que rien ne m’épovante‘. El recitativo es introducido por el sonido del clarinete, y en el aria las trompas tienen gran protagonismo. Se trata de una página de intenso lirismo que exige una muy depurada línea de canto y gran exigencia en el registro agudo con subidas al Si4. Destacar también, el dúo-enfrentamiento de Don José y Escamillo.


El interludio musical con el que se inicia el Acto IV es el polo (canción popular) ‘Cuerpo bueno, alma divina’, compuesto por el famoso tenor sevillano Manuel García. Se trata de una música alegre y festiva donde destacan varios tutti orquestales y tienen importantes intervenciones el oboe y las flautas, junto al sonido constante de la pandereta. En este acto reaparecen los temas de la obertura inicial: la corrida de toros y la ‘Canción del toreador’; se produce un breve dúo de Carmen y su nuevo amor Escamillo. La ópera concluye con el largo dúo de Carmen y Don José ‘C’est toi! – C’est moi!… Où vas tu? – Laisse-moi!‘, de gran intensidad dramática, con momentos de ‘contracanto’ donde se superponen las voces con diferentes mensajes. El tema del destino planea constantemente en este dúo. Y, al final, la muerte de Carmen a manos de un enloquecido Don José, que debe dotar a su canto de patéticos y desgarradores acentos.




 

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