domingo, 16 de julio de 2017

MAINZ




Habíamos reservado hotel enfrente de la estación. Aparcamos las maletas en un pispás, algunos dirían en un santiamén. Rápidamente salimos hacia la oficina de información turística para adquirir la maizcardplus, por veinticinco euros incluye museos y transporte público durante dos días para cinco personas. Éramos solo tres, que le vamos a hacer. De cualquier modo sale a cuenta.
Pasamos por Theaterplatz y delante de la catedral, localizamos el museo Gutenberg.
 

En Markplatz nos topamos con Marktbrunnen , foto vertical,  representa una de las primeras fuentes arquitectónicas formadas con adornos del Renacimiento.La realizó el escultor local Franz Backoffen por encargo del príncipe elector Alberto de Mainz en 1525.



A Alba se la antojó comer en Mcdonalds, me tomaría la revancha al día siguiente yendo a Nordsee. Entramos en el Gutenberg, el museo más interesante de esta ciudad. Vimos un vídeo explicativo y después una demostración práctica del uso de la imprenta antigua, Estuvimos una hora y media pero podríamos haber dedicado más tiempo. No conviene abusar de la paciencia de las acompañantes.
Página web oficial http://www.gutenberg.de/gutenberg-museum/

Recorrimos la catedral, su claustro y el museo diocesano. 
Una de las catedrales católicas más importantes de Alemania. El exterior está camuflado por construcciones posteriores y andamios de obra, una pena porque es una joya del románico. Aunque también la catedral de Santiago está disfrazada de barroco y pocos nos quejamos del Obradoiro.

 



Para no entretenerme más os dejo enlaces por si queréis ampliar información  
http://megaconstrucciones.net/?construccion=catedral-maguncia

 https://fmartifornes.com/2014/05/12/maguncia-mainz-catedral/
https://www.youtube.com/watch?v=U_GpR2dwfCE 
https://www.youtube.com/watch?v=fVww1R_iCng 
 


 



Se acercaban las seis, hora tope en Alemania. Paseamos por la ribera del Rhin hasta el Kunz, museo de arte contemporáneo. En realidad buscaba el Landesmuseum, que vimos el día después. Me hice un lío por mirar el horario y el Kunz era el único que cerraba a las nueve de la noche los miércoles.
No encontramos ningún autobús, estuvimos a punto de calarnos por una chaparrada, justo cuando llegábamos. Ya había avisado Conchi, experta en nubes tormentosas. Me llevé la regañina del día.

El jueves desayunamos a las ocho y media, buen buffet de hotel. Me supo bueno el café, hasta repetí, ya llevábamos más de diez días en Alemania y me había acostumbrado a los expresos de aquí. Me puse las botas, panecillos con semillas, queso, macedonia de frutas de verdad trozeadas, jamón york,.... Alba se engulló huevos revueltos, Conchi su tradicional panecillo untado de mermelada.

En el S-bahn, tren de cercanías, nos acercamos al Teatro romano. Solo se conservan cuatro escalones recubiertos de madera, una decepción. Menos mal que al lado está el Museo de los barcos antiguos. Se expone una magnífica colección de restos arqueológicos y barcos tanto romanos como de la edad Media reconstruidos. Todo ello acompañado de paneles, fotos y vídeos explicativos. Además te dejan fotografiar lo que quieras, por fin. Un museo excelente para conocer la historia de la navegación en el Rhin desde hace dos mil años. http://web.rgzm.de/museen/museum-fuer-antike-schiffahrt-mainz/



 

 
Fuimos en bus hasta el Landesmuseum.  http://www.landesmuseum-mainz.de/
encontramos arqueología desde el paleolítico hasta  la época romana, pintura y escultura medieval, renacentista, barroca, romántica, impresionista.. Me sorprendió gratamente el ala dedicada al Art Nuveau, aquí Jungendstyl, pero ya se sabe que soy un forofo del modernismo. Aquí va una vidriera de muestra.


 Después comimos en Nordsee. No me cansaré de recomendar esta cadena de comida rápida a base de platos de pescado y ensaladas. ¿Por qué no abren sucursales en España?. Para más información http://www.nordsee.com/de/

Paseamos hasta el museo de los carnavales. Lugar curioso con vigilantes de la tercera edad. Hay fotos, carteles, audiciones musicales, vídeos, paneles, disfraces, muy atractivo para los niños y los dos veces niños. Nos sacamos fotos con los "cabezudos".


Ya habíamos hecho el cupo de museos. Cruzamos Schillerplatz, admirando la fuente de lso carnavales y los edificios del XVIII.

 

Fuimos a la Iglesia de San Esteban, claustro gótico y vidrieras de Marc Chagal. Entramos en San Agustín, explendor del rococó, extraordinarias pinturas en la bóveda.




 Cayeron algunas fotos junto a las pocas casas de madera entramada que se conservan. Los bombardeos aliados de 1944 y 1845 hicieron estragos, pero respetaron la catedral  y algunas iglesias como en Colonia.  Y a eso de las cinco y media, después de tomar café en un italiano,  lo prometido es deuda, las regalé una tarde de tiendas.



En autobús volvimos hacia el hotel, nos pasamos de parada, llegamos hasta la facultad de Medicina y tuvimos que coger otro en dirección contraria, se aprende de errores. Cenamos pizza en otro italiano, con prisas porque cerraba a las nueve. Habíamos entrado a las ocho y media, el pizzero tardó cuarto de hora en hacerlas, estábamos avisados. Los horarios en este país son inflexibles. Salvo en los trenes, que se retrasan con más frecuencia que en España, vivir para ver.

A la mañana del viernes, desayunamos pronto porque teníamos que coger el tren a las ocho hasta el aeropuerto de Frankfurt, veinte minutos de viaje. El avión salía a las once. Pero ya se sabe hay que ir con tiempo para facturar, previa cola,  y pasar el control exhaustivo. En Barajas es mucho más rápido todo.

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