Con sus estrechas
calles adoquinadas hasta sus pintorescas residencias, pasando por su imponente
castillo medieval y la muralla que la rodea, es una de las villas más bonitas de Portugal. Tradicionalmente, Óbidos era propiedad de la
reina de Portugal. Hasta el siglo XV, en el extremo occidental de Obidos había
un puerto natural y los barcos atracaban al pie de las almenas. La línea
costera se vio alterada a partir de este siglo por causa de la afluencia de
tsunamis (provocados por terremotos) y violentas tormentas invernarles que formaron
espigones de arena que redujeron el caudal de agua que llegaba al puerto y
dieron forma a la línea costera actual, que se encuentra a 10km al oeste de
Óbidos.
Desde las murallas hay muy
buenas vistas del erosionado puerto, que forma la Lagoa de Óbidos . También se
puede admirar el bosque de tejados rojos
que contrasta con las blancas fachadas engalanadas de flores.
El entramado urbano de Óbidos debe mucho al arquitecto
Ramalho Ortigao, que dirigió la restauración desde 1910. Potenció los colores
pastel –amarillo y azul- en zócalos y
marcos de las puertas y ventanas. Recreó también la escenografía medieval,
empedrando todas las calles con cantos de río y recuperando el remate de la
muralla.
El mejor monumento en Obidos es la preciosa Porta da Vila. La Porta da Vila era la puerta
principal de acceso. En uno de sus muros está instalado un oratorio decorada
con azulejos tradicionales del XVIII que representan la Pasión de Cristo
–huerto de los olivos, San Pedro cortando la oreja al soldado romano, etc…-. Desgraciadamente está en restauración y solo pudimos verla parcialmente en el hueco lateral de los andamios.
Al atravesar la muralla y acceder al interior, llegarás
a la calle principal de la ciudad, Rua direita, con preciosas casas convertidas en tiendas
de recuerdos, artesanía y locales que sirven la riquísima ginja (licor de
guindas). Probé un chupito de licor de guindas en una copita de chocolate. Dejamos para la vuelta la compra de alguna botella por no ir cargados.
La oficina
de turismo se halla a mitad de recorrido, justo antes de llegar a Largo da Praça. En esta plaza
encontramos el pelourinho, la iglesia de Santa María, una fuente renacentista y
algunas mansiones como la Casa do Telheiro.
La Iglesia de Santa
María ha sido restaurada en multitud
de ocasiones, predomina el estilo
renacentista. La iglesia se hizo famosa por celebrarse aquí, en 1.444, el
matrimonio del rey Alfonso V, de tan sólo 10 años, e Isabel de 8 años. En lo alto del pórtico
enmarcado por cuatro grandes columnas, se instaló una hornacina con la Virgen rodeada
de ángeles.
El interior se estructura en
tres naves con dos filas de columnas dóricas. Está profusamente decorado
con más de veinte pinturas barrocas y
azulejos del XVII –motivos vegetales en formaciones geométricas- .
A la
izquierda del altar se sitúa la tumba renacentista de Joao de Noronha –alcalde mayor de Óbidos-,
muerto en 1525 y de su esposa Isabel de Sousa. El grupo escultórico, una
piedad, se ha atribuido al taller de Jean de Rouen.
A la derecha las obras de
la famosa pintora Josefa de Óbidos- la sevillana Josefa de Ayala (1634-1684).
Los ocho lienzos del retablo son de Joao da Costa (XVII) y representan escenas
de la vida de María.
El retablo renacentista se ilustra con imágenes de la vida de la Virgen.
A las espaldas de la iglesia se encuentra el Museo
Municipal, rehabilitado por la Fundación Gulbenkian. Frente a la iglesia, en la plaza de Santa María,
está el pelourinho donde se ajusticiaba
desde 1.492. Fue un regalo de la reina Leonor en agradecimiento a los
pescadores de la localidad, que recuperaron el cuerpo de su hijo Alfonso, que
murió mientras paseaba con su caballo a orillas del río.
La iglesia da
Misericordia se encuentra situada junto a los antiguos paços do Concelho,
en un plano inferior de la plaza de Santa María.
Fue fundado por la reina doña
Leonor en el siglo XVI sobre la capilla do Espírito Santo. Con su portada de
1596, rematada por la imagen de la Virgen en loza vidriada, es la primera obra
del arte Barroco en Portugal. 
El Castillo de
Óbidos, construido en el siglo XIII y transformado en palacio en el siglo XVI,
impresiona en lo alto de la colina. La iglesia de Santiago, antigua capilla del castillo, se ha reconvertido en una librería.
En la actualidad Pousada de Castelo, es recomendable visitar el patio de armas y tomar
algo en su cafetería.
Todavía conserva el arco de entrada , ventanas geminadas
de estilo manuelino y el aljibe descubierto al pie de la torre del homenaje.
En Mayo se celebra en este castillo la Feria del chocolate.
Terminamos entrando cinco minutos en el cementerio. Vimos curiosas tumbas con las fotografías de los difuntos. Se conservan algunas capillas familiares.
Estuvimos tres horas en esta preciosa villa, callejeando por sus calles en cuesta, subimos a un trozo de muralla, visitamos castillo e iglesias, tomamos café, probamos una copita de jinga, compramos alguna botella y dulces de chocolate. Una mañana intensa. Me recuerda mucho a los pueblos blancos de Cádiz como Arcos de la Frontera.
Hola, leí tu blog de Obidos y me ha ayudado mucho para seguir organizando mi viaje. Quiero ir a Buddha Eden pero no se como transportarme, Tu como le hiciste?
ResponderEliminarYo llegaría a obidos pero de ahí que transporte me recomiendas tomar, ojala me pudieras ayudar.
Gracias.