Este verano es diferente, sin viajes largos. Un día de Julio hicimos una escapadita a Valderas y Mayorga.
VALDERAS
El
centro histórico fue
declarado, en el verano de 2008, Bien de Interés Cultural en la
categoría de Conjunto Histórico.
Justo a la entada del casco antiguo queda el seminario de San Mateo, levantado en el XVIII con el dinero que envió desde América fray Mateo de Panduro y Villafañe, natural de Valderas y obispo de La Paz, en Bolivia. Fue construido en el año 1.738, y era un colegio y seminario de los carmelitas, aunque en la actualidad acoge salas de conferencias, la oficina de información turística, la biblioteca, y un hogar de la tercera edad. Es un edificio de tres plantas, de estilo herreriano, que fue construido en dos fases sobre un zócalo de piedra de sillería, y el resto en ladrillo y tierra prensada. Destaca su portada principal, sobre el que hay un balcón y un escudo heráldico, y está rematada en un frontón. En el interior hay un claustro porticado, con arcos de medio punto.
Entramos a las once de la mañana para pedir información. No podían dar planos, según ellos por el protocolo Covid. Me explicaron el paseo turístico que estaba señalizado.
Nos tomamos un cafelito en la Plaza de San Claudio, en la terraza de un salón de té, frente a la estatua del Padre Isla. Había cuatro establecimientos, entre bares y cafeterías en esta pequeña plaza. Puede parecer al visitante que Valderas tiene más bares que habitantes.
Subimos dos minutos por la sombra hasta la Plaza de Ramón y Cajal.
Antiguamente era conocida como "plaza del trigo" ya que en ella se vendía.
Posee varias casas blasonadas, entre ellas el Palacio de los Marqueses de Valderas. Es una plaza de planta rectangular, muy amplia y elevada del nivel de calle. Está rodeada de edificios son soportales, algunos antiguos y otros de reciente construcción, aunque se ha mantenido la estética de antaño, utilizando piedra o ladrillo de la misma tonalidad para construirlos.
Algunas de las casas muestran blasones y escudos en sus fachadas, y sobre todo, balcones, que le da el aspecto de la típica plaza castellana. En esta plaza se encuentra el restaurante más famoso del pueblo: Casa Zoilo, en el que se puede degustar el producto más típico de Valderas: El bacalao.
De esta plaza parte la calle Valderrama que nos lleva directos a la Plaza Mayor.
Casa de los Arias. Esta casa del siglo XVIII perteneció a una de las familias más ricas e importantes de la localidad; los "Arias de Valderas". Destaca el escudo representado al "linaje Cabeza de Vaca", oriundo de Valderas. Como personaje de este linaje destacado en la historia tenemos a Alvar Núñez Cabeza de Vaca, que fue un conquistador de una parte de las Américas en el siglo XVI y a Antonio Vaca, político destacado del siglo XIX.
Hay un montón de palacios desperdigados por las calles de este pueblo. Algunos rehabilitados y cuidados pero la mayoría en estado de abandono.
Es una plaza de planta rectangular, de traza medieval, con soportales, rodeada de casas de dos o tres plantas de altura, con balcones y soportales apoyados sobre postes de madera. Algunas pueden datar del siglo XVIII, y otras son de nueva construcción, ya que progresivamente los antiguos edificios son derribados y sustituidos por nuevos. En uno de los edificios hay una placa conmemorativa, ya que en él nació Alonso Castrillo, ministro de la Gobernación con Alfonso XIII. Nos llamó la atención un edificio modernista.
En una de cuyas esquinas luce el antiguo Ayuntamiento, levantado en 1710 siguiendo unas trazas que recuerdan en mucho al de Astorga. Es un edificio de dos alturas, construido en sillería en el siglo XVII en estilo herreriano. El cuerpo principal de la fachada está flanqueado por dos torrecillas rematadas en chapiteles.
En la parte central destaca un escudo de Valderas de estilo diocechesco esculpido en piedra. La descripción del escudo de armas es la siguiente: en su centro un brazo que sale de las llamas y cuya mano rescata una bandera sobre la que se ven 4 estrellas y una cara. Lo rodea una orla con una leyenda que dice: Confringet arma et scuta comburet (quebrarán las armas y quemarán en el fuego los escudos). Algunos autores vinculan el contenido del escudo a un hecho histórico del siglo XIV (sitio del Duque de Lancaster) e incendio de la villa.
También queda ahí la monumental iglesia de Santa María. Media docena de albañiles estaban trabajando en la cubierta. Varios andamios afeaban la vista.
Ésta es la iglesia parroquial dedicada al culto de la villa de Valderas.
Lo más significativo de su fachada es la torre, llamada "del Homenaje" ´cuya base es del siglo , que perteneció a la antigua fortaleza adosada a la muralla. La iglesia fue construida en el siglo XII, aunque modificada en los XVII y XIX. Tiene planta basilical con ábside cuadrado, con tres naves y bóvedas de crucería, cubierta por una gran cúpula sin linterna. No pudimos contemplar el retablo Mayor del siglo XVI, plateresco de la escuela de Berruguete- Estaba cerrada.
A cincuenta metros de Santa María se encuentran otros tres palacios. El Palacete de los Cantarín Osorio, en la calle Castillos casi frente a la iglesia de San Claudio.
Su dueño era Álvar Pérez Osorio, señor de las Siete Villas de Campos, marqués de Astorga y conde de Trastamara. Es una casa de dos plantas, construida en sillería, en la que lo más destacable es el enorme escudo heráldico que luce su fachada, y el curioso balcón en esquina. Similar al de los Guzmanes de León o de la Diputación de Valladolid.
El palacio de los Castrojanillos, (Marqués de Janillo) está muy cerca de la Casa de Cultura y Museo de Arte Sacro, en la calle Alonso Castrillo. Es un palacio neoclásico de dos plantas, construido en el siglo XVIII. Tiene una preciosa portada, enmarcada entre columnas jónicas de granito, Tiene varios balcones volados con rejería de forja. En el interior, tiene un patio con soportales y suelo empedrado.
Casa de los Charro, vivió el ministro de estado de Carlos IV. Hermenegildo Charro Sobre la fachada de la casa solariega del XVIII está esculpida la cruz de la Órden de Santiago.
Siguiendo desde aquí la calle Castillos hacia arriba se desemboca en el espigón sobre el que se levantan los restos del castillo. Los primeros datos escritos que se encuentran del castillo de Altafría son del siglo XII, cuando Fernando II, rey de León, lo construye para defender su reino de los sucesivos ataques de Castilla. Desde este mirador el monarca leonés podía controlar todo el valle del Cea.
Hoy solo quedan dos torres y un lienzo de la antigua fortaleza.
El castillo se levantó junto con la primera muralla de la localidad, posteriormente, en el siglo XIV, la muralla se amplió debido al Gran Privilegio.
De
la cincha amurallada podemos ver todavía dos puertas. La de las
Arrejas,
del siglo XIV, muestra maneras del gótico mudéjar, de piedra y ladrillo con dos arcos apuntados.
Enseña,
emparedada, los restos de la reja en
rastrillo que
cerraba
la puerta de la muralla.
Comunica con la Plaza de San Juan. Fue
reconstruida en el XVI y restaurada en 2008. Nos recuerda a puertas de las cercas de Arévalo, Olmedo y Cuéllar.
Pero lo más peculiar de esta iglesia, en la que no hay culto, es que era una iglesia funeraria (o "stupa"), por lo que el suelo interior está totalmente lleno de tumbas y enterramientos de caballeros y personajes ilustres. Además, éstos son iluminados con el sol de mediodía que entra a través de las ventanas que dan a la Plaza Granados, llamadas "linternas de los muertos". Los sarcófagos están excavados en tierra, y tienen tapas de madera sin inscripciones, tan sólo numeradas y colocadas en la misma dirección en que los haces de luz de la gran linterna alumbran el suelo.
Han colocado una pila bautismal frente a la torre junto a algunos restos arqueológicos.
Un mini museo al aire libre.
La plaza de San Juan a partir del Siglo XVI se convirtió en uno de los principales mercados del reino, asistía gente de todas partes de España e incluso de Flandes. Está rodeada de casonas blasonadas y con soportales. Como peculiaridad, en uno de los laterales de la plaza hay expuestos dos elementos de piedra relacionados con la iglesia: Una gran pila bautismal, y dos columnas pertenecientes al pórtico aéreo de la Iglesia.
Caminando
en la otra dirección se alcanza el edificio del Ayuntamiento y la
plaza del mismo nombre, porticada en una de sus aceras. De ella
arranca, hacia el norte, la calle Alonso Castrillo, a la que se asoma
más de un palacete
señorial de los siglos XVII y XVIII. El resalte de las esquinas recuerda a las mansiones de la misma época en Astorga y Ponferrada.
Se acercaba el mediodía y el sol castigaba sin tregua. Terminamos en dos horas nuestro paseo por Valderas. Por supuesto cargué con una botella de clarete Prieto Picudo. Camino de Mayorga, más tarde, circulamos entre viñedos por la carretera de Gordoncillo.
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