La Filarmónica de Berlín cierra espectacularmente el año 2023 con todo el poder de Wagner: el director titular Kirill Petrenko dirige extractos de Tannhäuser y Die Walküre . Lo acompañan el tenor Jonas Kaufmann (en su papel característico de Siegmund), la soprano Vida Miknevičiūtė (Sieglinde) y el bajo Tobias Kehrer (Hunding).
El cambio de año vendrá marcado por un gran dramatismo: aquí se trata de una venganza de sangre, de un incesto y de la sublime felicidad amorosa. Siegmund, de La valquiria de Wagner, es un papel de referencia de Jonas Kaufmann, que lo presenta de un modo apasionado y combativo. Kirill Petrenko dirige aquí el primer acto de la ópera. El programa se abre con fragmentos de Tannhäuser que comprimen la solemnidad de la acción.
Retransmitido en directo. Cines Brodway.
Cinco y media de la tarde. Philarmonie: Grosser Saal
Programa: una tarde con Wagner
-Obertura de Tannhäuser Berliner Philarmoniker
-La montaña de Venus de Tannhäuser Venusverg musik
-La Walkiria acto I (versión orquestal) La Walkiria Berliner Phjilarmiker 1990

Siegfried, Wotan y Tannhäuser: son los héroes masculinos los que parecen dejar su huella en los dramas musicales de Wagner. Pero una inspección más cercana revela que son los personajes femeninos quienes guían los acontecimientos, a través de sus acciones decididas y su visión de futuro, evitando a menudo que suceda lo peor. En Tannhäuser nuestro héroe viaja a Wartburg para casarse con la sobrina del landgrave, Elisabeth. Primero, sin embargo, tiene que ganar un concurso de canto, durante el cual se le provoca que cante un himno en alabanza a Venus, revelando en el proceso que ha pasado algún tiempo en Venusberg. Se trata de un sacrilegio y un crimen que significa el fin de sus esperanzas de conseguir la mano de Elisabeth en matrimonio. Desafiando la muerte, evita que los indignados caballeros de la corte de Wartburg linchen a Tannhäuser y, argumentando cuidadosamente su caso, los convence para que acepten la exigencia cristiana de perdón. De esta manera salva la vida de Tannhäuser, abriéndole el camino hacia la redención.
Hasta Wagner, ningún compositor había dado expresión musical al amor físico en términos tan alegres, desinhibidos y desenfrenados. Esto es especialmente cierto en el final del primer acto de Die Walküre y en la bacanal de Tannhäuser . Pero a pesar del tono patriarcal de algunos de sus comentarios en sus escritos y cartas, los señores de la creación salen relativamente mal librados en sus obras en comparación con las mujeres.
La obertura de Tannhäuser empieza con el tema de la salvación celestial. La orquestación es oscura (2 trompas de válvulas, 2 clarinetes y 2 fagots), para figurar el canto lejano de los peregrinos. (Como anécdota, quisiera comentar que Wagner especificó que quería dos trompas de válvulas y dos trompas naturales; hasta este punto cuidaba Wagner el color en su orquestación).
Tema salvación
Esta frase se repite una vez más, variada, un tono más aguda. La segunda parte de este tema de la salvación celestial es una melodía sencilla, basada en dos notas.
Repetición frase
Y por fin se llega al tercer y último segmento de este tema, que está basado en elementos rítmicos del primero (negra en anacrusa seguida de blanca, tresillo de corcheas seguido de tres negras).
Tercer segmento
Tras dos compases de cadencia y transición, aparecen los violonchelos, con el tema de la penitencia, cantado por los peregrinos cuando hacen su aparición.
aparecen los violonchelos
El acompañamiento también es característico. Esta primera vez suena en Mi menor; luego se repite una segunda vez en Sol menor; y una tercera vez en Si bemol menor.
Acompañamiento
Después sigue con una melodía cadencial que desciende y asciende.
melodía cadencial
Ahora se repite este tema de la penitencia, pero con una orquestación más clara. La melodía la llevan los violines (a dos octavas) y las violas, mientras que la armonía está a cargo de los oboes, clarinetes y chelos, y el bajo lo hacen los contrabajos y los fagots. Entonces aparece una melodía en los oboes, sobre un ritmo en tresillos de la cuerda, que lleva directamente a una nueva exposición del tema de la salvación (conocida popularmente como “coro de los peregrinos”), pero esta vez ya con toda la orquesta. La melodía queda a cargo de los trombones; violas, maderas y trompas hacen la armonía y marcan el ritmo, mientras que contrabajos, chelos y tuba hacen el bajo. Los violines primeros y segundos van marcando un figura ágil que parece representar el sufrimiento que conlleva la penitencia del pecador.
fragmento
tema penitencia (ascenso y descenso)
El monte de Venus
Debido a la exaltación anímica de Wagner, que experimentaba, como reconocerá en Mein Leben, ‘una especie de renacer continuo’, éxtasis y deslumbramiento ‘ante el milagroso mundo al lado del cual había vivido hasta entonces tan ciego’, la composición musical de Venusberg tuvo un comienzo tormentoso. Del piano que tocaba llegaría a romper varias cuerdas sin alcanzar resultados, bosquejando solo, y a duras penas, los principales motivos de la ópera que retenía en su atolondrada mente. Pero no todo fue arrebato romántico: sufrió enervamientos y congestiones, incluso llegó a sentirse realmente enfermo; malestares que demoraron sin duda, pero en ningún caso impidieron, el comienzo efectivo de la composición. El primer acto estuvo concluido en enero de 1844; el segundo en octubre y el tercero a finales de año. Hechas las debidas correcciones, Wagner daba por finalizada su Venusberg el 13 de abril de 1845 y el estreno se programa para el 19 de octubre. Comenzados los ensayos, se iniciaron os chistes y las risas en la ciudad al conocerse el nombre de la ópera. Wagner no salía del estupor. Para él, el ‘Monte de Venus’ era tan solo un lugar geográfico. Cuando llegó a sus oídos que los profesores y alumnos de la Facultad de Medicina gastaban bromas obscenas a costa suya y del título, decidió atajarlo de manera rápida. Donde decía Venusberg, dirá a partir de entonces Tannhäuser, con el añadido aclaratorio und der Sängerkrieg auf Wartburg. Sobre este obligado cambio no hay, como podrá suponerse, ni una sola línea en Mein Leben: Wagner pasa de referirse a la ópera con el nombre del Minnesinger de una página a otra sin la menor explicación. El estreno de Tannhäuser tuvo lugar en Dresde, la ciudad de la que había sido nombrado Kapellmeister, en febrero de 1843,
Acto I La Walkiria
Argumento: Interior de la choza de Hunding. Siegmund, agotado, entra buscando protección de la tormenta. Al momento lo ve Sieglinde y le da de beber. Luego le cuenta que la casa pertenece a Hunding, su esposo. El hombre quiere huir, pero la mujer le ruega que se quede. Aparece Hunding, que lo acepta y le pregunta quién es. Al dudar Siegmund, aquél le dice que por lo menos se lo cuente a su mujer, con la que el forastero tiene un parecido extraordinario. Siegmund empieza diciendo que era hijo de Wälse y tenía una hermana gemela. Un día, al volver a casa con su padre, se encontraron a la madre muerta, la casa quemada y ninguna señal de la hermana. Luego perdió de vista a su progenitor y desde entonces vaga de un sitio a otro del bosque. Hoy mismo intentó evitar que raptaran a una doncella que sus hermanos querían casar a la fuerza. Cuando la hubo liberado, tras matar a aquéllos, la joven le denunció, y se vio rodeado por los parientes de los hombres. Hunding entonces le dice que él era también familia de ellos, y aunque esa noche puede estar tranquilo, al día siguiente tendrá que pelear con él. Luego ordena a su consternada esposa que le prepare el lecho. Al seguirle, Sieglinde mira a Siegmund y luego clava la vista en el tronco de árbol que sostiene la choza. El joven sólo piensa en la espada que le prometió su padre y que nunca ha encontrado. El fuego se apaga, pero con sus últimos rescoldos Siegmund ve un brillo especial en el mismo lugar del tronco donde se clavó la mirada de Sieglinde. Cuando vuelve a entrar, la mujer le cuenta cómo un desconocido, el día de su boda, clavó en el tronco una espada que ningún hombre ha podido sacar de la madera. El que la libere será su salvador de las garras de Hunding. Siegmund comprende que él es el destinado a llevar a cabo ambas proezas. De pronto se abre la puerta y se ve una espléndida noche de primavera en medio del invierno. Sieglinde confiesa que le quiso desde que le vio por primera vez. Luego se reconocen como los hermanos gemelos que son, los Wälsung, y ambos huyen enloquecidos por el amor que les embarga.