viernes, 21 de diciembre de 2018

CÓRDOBA: PASEO POR LA JUDERÍA Y VISITA A LA MEZQUITA

Pasamos el día de la Constitución, seis de diciembre, en Córdoba. Habíamos estado toda la noche de viaje en autocar. Nos recibió una mañana de otoño soleado y con magnífica temperatura. 

Al-Maqqari escribió sobre el periodo del Califato : "Córdoba supera a todas las capitales del mundo en cuatro cosas: las dos primeras son el puente sobre el río y la mezquita, la tercera es Medina Zahara,  y la mayor de todas es la cuarta -el conocimiento -"





Antes de cruzar andando el Puente Romano nos encontramos la Torre de Calahorra. Fue usada desde la época de la dominación musulmana como una torre de vigilancia. A lo largo de su historia ha tenido numerosas reconstrucciones, principalmente una en la época califal, y otra con el refuerzo que se llevó a cabo durante el siglo XII. Estaba formada por dos torres separadas por un arco, pero en el XIV fueron unidas por dos cuerpos semicirculares adquiriendo el aspecto macizo actual. 


Puente romano. Cruzamos hasta la otra orilla, desde donde hay unas preciosas vistas de la ciudad. Es el único puente que cruzaba el Guadalquivir en Córdoba hasta el Siglo XX, en mitad del puente hay un San Rafael de 1651. Sólida construcción de 16 arcos y 230 metros de longitud. Formaba parte de la Vía Augusta. 




La Puerta del puente romano es una de las tres únicas puertas que se conservan de la ciudad de Córdoba, junto a la Puerta de Almodóvar y la Puerta de Sevilla. La configuración de esta puerta tal como la vemos ahora es el resultado de una remodelación realizada en 1571, fue diseñada por Herrera.



Triunfo de San Rafael, dedicado al arcángel San Rafael, ángel custodio de la ciudad, este monumento lo encontrarás situado en la plaza del Triunfo del barrio de la Catedral, dando a la Puerta del Puente Romano. La estatua está encaramada sobre el capitel de una columna votiva.  En numerosos lugares de la ciudad hay triunfos, conmemorativos de la promesa de salvaguarda ciudadana que los cordobeses atribuyen al Arcángel.

En la oficina de turismo entramos para usar los hidráulicos, nos encontramos con una interesante maqueta en una pequeña exposición.  





La fama de Córdoba en la cultura deriva sobre todo de su mezquita-catedral que sirvió de inspiración a muchas leyendas literarias del romanticismo. El Duque de Rivas, Heine, Byron, Merimée, Alejandro Dumas, Borrow, Richard Ford y otros muchos visitaron la ciudad y escribieron sobre ella.




El barrio judío conserva rincones interesantes que el guía nos explicó detalladamente en nuestro paseo. Nos sorprendió la sinagoga,



LSinagoga de Córdoba es única en Andalucía y se considera la tercera de las mejor conservadas de época medieval de toda España. Construida entre los años 1314 y 1315 según las inscripciones halladas en el edificio, se utilizó hasta la definitiva expulsión judía. A través del patio se accede a un pequeño vestíbulo. A la derecha de éste suben las escaleras que dan acceso a la zona femenina. Al frente se abre la estancia principal. De planta cuadrangular, se encuentra decorada con atauriques mudéjares. El muro que soporta la tribuna de las mujeres se abre con tres arcos ornamentados con yeserías de gran belleza. En 1492 los judíos son expulsados, utilizándose el templo como hospital, siendo después ermita de San Crispín y, por último, escuela infantil. A finales del siglo XIX es declarada Monumento Nacional.









Se repite insistentemente a los turistas el mito de la convivencia de las tres culturas -
 -musulmana, hebrea y cristiana- en Córdoba durante la Edad Media. No podemos creer que fuera poco menos que un modelo de sociedad multicultural. Hay que analizar objetivamente estas leyendas históricas que se alejan bastante de la realidad. Las sociedades medievales eran bastante intolerantes.  la época del califato se discriminaba con dureza a cristianos, judíos, mujeres y personas de raza negra. Como botón  de muestra el rabino Moshé ben Maimón -Maimónides- tuvo que abandonar la ciudad perseguido por los gobernantes almohades. Emigró a  Fez.. Averroes, traductor de Aristóteles, también  fue perseguido, sus libros quemados públicamente y condenado al exilio.  A partir de 1236, tanto la población musulmana como la judía sufrieron la difícil "coexistencia¨ con la dominante población  cristiana.


En la Judería encontramos auténticos patios cordobeses como el de las fotos. Aunque no era primavera se conservan en otoño las típicas macetas sobre los muros.




Nos adentramos en la judería por la calle Judíos, donde está la sinagoga de 1315. Enfrente encontramos la entrada del zoco municipal. 

La plaza de las Bulas conserva la estructura creada por el emplazamiento en ella del mercado. Frente al Palacio s encuentra el museo del toro.



La salida posterior da al calle Averroes y a la plaza Tiberiades, presidida por una estatua de Maimónides.  

En dirección este a la izquierda se halla la capilla de San Bartolomé junto al antiguo hospital Cardenal Salazar -hoy facultad universitaria- y enfrente San Pedro Alcántara.



 Siguiendo por la calle Deanes se llega a la plaza Benavente, y después al callejón de las flores, desde donde se puede sacar una de foto de la torre de la catedral enmarcada por la estrecha callejuela. 



En el exterior se conservan varias puertas: la de los Deanes, la de San Esteban, San Miguel, Espíritu Santo, etc...  La última que se menciona  es la más llamativa por su decoración.
Un arco de herradura sirve de descarga y se encuentra enmarcado por un alfiz. Sobre él, hay un conjunto de arquillos también de herradura e igualmente ciegos, Cada uno de ellos está decorado en su interior con distintos motivos geométricos pintados. A cada lado de la puerta, hay dos pequeñas ventanas cubiertas con celosías; rematadas en arcos polilobulados.  









Entramos por la puerta del Perdón al Patio de los Naranjos, El aspecto actual se debe al obispo Francisco Reinoso en el siglo XVI. Sobre al antiguo patio de Ablaciones se dispusieron hileras de naranjos como continuación de la sala de oración. 






Esperamos a que el guía repartiera los auriculares y las entradas. Aprovechamos para disfrutar de la vista de la torre campanario, que recubre el antiguo Alminar.



La torre fue edificada a partir de 1593 cubriendo el alminar del siglo X. El tercer cuerpo acoge el campanario, en el que hay un total de doce campanas con diferentes tamaños y tonos; de ellas, es famosa la llamada "Campana Gorda". En el cuarto, está el reloj, la matraca y las dos campanas que tocan las horas; este cuerpo, realizado ya en el siglo XVII, es obra de Juan Sequero Matilla. El último cuerpo es el más pequeño, sobre la cúpula que lo cubre se alza la figura de San Rafael, colocada en 1669.


Empezamos la visita por la antigua mezquita de finales del siglo VIII.. Se levantaron once  naves formando una retícula de arcos bicolores -ladrillo rojo, piedra blanca- sobre columnas de mármol, jaspe y pórfido. La reutilización de materiales manifiesta una marcada influencia romana y visigótica, 




"Presenta una sencillez maravillosa, sin frescos ni tumbas que distraigan, sin techos altos e incómodos de observar, tan solo una gloriosa geometría de columnas que se entrecruzan e interactúan con las luces y sombras de las ventanas..." (Sara Baxter en "Lugares sagrados").




Aunque sigue el modelo de las mezquita de Damasco destaca por la original superposición de una doble arcada que se eleva hasta el techo, que junto al entramado de columnas configura una sensación de transparencia y ligereza.



Pese a su reducido tamaño, el mihrab cordobés posee una gran originalidad, ya que nos hallamos ante una habitación de planta poligonal (siete lados) que verticalmente podemos dividir en tres zonas: un zócalo marmóreo, un friso intermedio en el que encontramos seis arquillos ciegos polilobulados sobre los que se dispone una banda con versículos del Corán y, por último, una cubierta en la que se ha colocado una bóveda octogonal hecha en yeso y que adopta la forma de una concha (bóveda avenerada). Este espacio, vedado a los fieles, es el más íntimo y sagrado del templo, ya que simboliza la presencia de Alah en la mezquita, es el lugar junto al que se coloca el imán cuando debe dirigir la oración.





Lo más destacado de este conjunto es la decoración de la portada que lo comunica con el resto de la mezquita. En sus laterales se han dispuesto zócalos de mármol decorados con ataurique, mientras que en el centro encontramos un gran arco de herradura sostenido en jambas del mismo material y en las cuales, hacia el intradós, se han integrado las cuatro columnas de mármol que ya estaban presentes en el anterior mihrab, levantado por Abd al-Rahman II a mediados del siglo IX.









De las 1200 columnas se han salvado 850. Se perdieron más de trescientas en el siglo XVI al construir el crucero de la catedral. Los cronistas  dicen que cuando visitó la obra Carlos V en 1526 -arrepentido del permiso concedido- censuró al cabildo:  "Habéis construido algo que podrías haber construido en cualquier parte, pero habéis destruido algo único en el mundo".   Alfonso XIII, en su visita cuatrocientos años después estaba de acuerdo con el emperador, comentó a su hermana "Recuerdo la frase de Carlos V".





Pasaron más de dos siglos hasta que la catedral se dio por terminada, con una mezcla discordante de bóvedas góticas, techos manieristas y ornamentación barroca que contrasta con la hermosa sencillez de la mezquita. 






La sillería del coro, de Díaz Cornejo, siglo XVIII, me recordó a la del convento de San Francisco de Valladolid, hoy en el Colegio de San Gregorio..





Templo de Jano con los romanos, basílica de San Vicente con los visigodos, mezquita y catedral es demasiado complejo para se descrito con una sola palabra, o con dos.

 





Muchos suelos de calles, plazas y patios cordobeses están enchinados.  Como ejemplo sirva esta instantánea del patio del Zoco Municipal.



Para regar las macetas de la pared usan un bote atado a un palo. A este artilugio le llaman cañilata. 

Debido a la premura de tiempo disponible - solo diez minuto libres para tomar un café rápido- todas las fotos han sido tomadas en modo automático y sin trabajar debidamente el encuadre pero sirven para ilustrar los comentarios.

Espero volver a Córdoba por tercera vez, la primera fue en el año 1980, permaneciendo tres o cuatro días para disfrutar paseando por esta ciudad tranquilamente, visitar unos cuantos museos y el Alcázar. 

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