martes, 11 de diciembre de 2018

SETENIL DE LAS BODEGAS

Llegamos pronto, a buena hora, a este curioso pueblo. Bajamos del autobús y comenzamos la visita por la calle Cuevas del Sol.  Bajo el  abrigo de las rocas erosionadas por el curso del río Trejo se han construido las casas.


Orientada al sur, reciben la luz del sol prácticamente  todo el día.  Al mirar hacia arriba vemos la roca no el cielo. Pasamos sorteando las terrazas, dejando atrás tiendas y bares.


Desde la Plaza Andalucía subimos por escaleras y calles empinadas hasta el primer mirador.





Bajamos de nuevo para cruzar el río y seguimos por la calle Herrería hasta llegar hasta la iglesia y la alcazaba.  

El torreón es el único vestigio de la fortaleza árabe del siglo XIII. Pagamos un euro y  disfrutamos de las excelentes vistas.


Juan II necesitó siete intentos para conquistar la Alcazaba en 1484. De ahí procede "Setenil", "Septem-nihil" es decir siete veces nada. 

Después entramos en la iglesia de la Encarnación, mudéjar y gótica, de los siglos  XV y XVI.
Es la sede de la Hermandad de la Vera Cruz. 

De nuevo bajamos, en esta ocasión hasta la Ermita de San Benito, capilla de los "negros"                     -Hermandad del Nazareno-.





En la siguiente calle localizamos algunas viviendas del barrio judío.



 En una de ellas visitamos el Belén de la cofradía de los "negros".


Cuando llegamos a la calle "Cuevas de sombra" había pasado una hora y pico, eran ya más de las doce, hora punta de turistas y se notaba. 



Paramos a comprar en la pastelería y en una tienda de embutidos. Cargamos con lomo, salchichón, torta de anís, etc...Después volvimos a cruzar el río para tomarnos un café en una terraza de la calle "Cuevas del sol". Hacía un día elegante. Es el diciembre andaluz, tan distinto de las nieblas del Pisuerga. 

Era fiesta y no pudimos entrar en el edificio  del Ayuntamiento, antigua torre albarrana que servía de acceso a la Alcazaba. También encontramos cerrada la entrada al aljibe. A pesar de todo merece la pena pasearse quemando calorías subiendo y bajando por las originales calles de este pueblo. 


A la una y media estábamos en el autobús camino de Ronda. 




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