La mañana del viernes 28 de mayo se presentaba con una temperatura muy agradable, veinte grados a las once y muchas nubes. Aparqué junto al castillo. No pude visitarle por dentro. El Centro de Interpretación de los Castillos estaba cerrado porque había un Evento según la de señorita de información Cómo se lo montan los de la Diputación.
Comienza a edificarse en el siglo XIII, pero su aspecto actual data del siglo XV, cuando el castillo es la residencia señorial de los Vivero.
De planta cuadrada, posee torres circulares en las esquinas, y en uno de sus lienzos, una gran torre del homenaje rectangular de 34 metros de altura.
En ella que aparecen las armas de los Vivero y de los Dávila-Guzmán. Cuenta con tres alturas y un sótano, unidos por una escalera de caracol. A ella se accedía por un puente levadizo.
En 1521, fue ocupado por las tropas comuneras y convertido en uno de sus bastiones defensivos. El Castillo, propiedad de la Diputación de Valladolid, fue sede de las Cortes de Castilla y León desde 1983 hasta 2007. Actualmente es un Centro de Interpretación de los Castillos de Valladolid.
Por la calle del Agua se llega al Ayuntamiento, edificio nuevo del siglo XX, y a la Iglesia.
La iglesia de San Cipriano fue levantada en estilo gótico-mudéjar durante el siglo XIII., aunque sufrió muchas reformas posteriores.
La torre renacentista tiene cuatro cuerpos, los dos inferiores de piedra y los superiores de ladrillo.
A la iglesia se accede por una escalera que conduce a un pórtico notable, de medio punto, añadido en el siglo XVI.
En la plaza de doña Beatriz que se encuentra detrás de la iglesia se conserva el convento de monjas franciscanas La Concepción. Fue fundado por la condesa Doña María viuda del segundo conde de Vivero.
La iglesia del siglo XVII fue construida en piedra y tapial.
Lo más notable del Convento fueron tres lienzos atribuidos a la escuela de Rubens, requisados por las tropas francesas del Rey Jose I, y que hoy se pueden contemplar en el Museo de Valladolid. El edificio anexo del convento se está rehabilitando para su uso como hotel. La fachada de ladrillo está tapada por los andamios.
Me tomé el cafetito de las doce en la plaza nueva, en la terraza del bar La Moderna. Paseando por las calles que conservan el trazado antiguo pueden verse las pocas viviendas tradicionales que sobreviven, algunas restauradas con cierto gusto, otras bastante deterioradas.
Por la calle Ronda me acerqué a las bodegas. Todavía sigue en pie el edificio de la escuela de los años treinta. Y en una calle perpendicular un curioso restaurante Art Nouveau del siglo XXI.
El barrio de bodegas está en el pago de La Horca. Están documentadas desde el siglo XV. Se han censado 86 en un estudio de la UVA. Algunas de estas bodegas llevan décadas reconvertidas en afamados mesones (La Sorbona, La Nieta, Los Frailes...). Qué buenos ratos hemos pasado allí. Empezó a llover y dejé el paseo por La Horca para otro día, que sea por la tarde y que esté alguna abierta para beber un clarete.
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