Este viernes de Primavera, siete de mayo, me he acercado a Simancas. Diez minutos en coche desde casa. El aparcamiento está junto a la plaza de toros. Nada más subir una corta escalera nos recibe el cartel en azulejos - estamos junto a la carretera de Portugal- con el escudo de la villa y al fondo el castillo, el archivo histórico.
Junto al antiguo arco de Miravete, hoy desaparecido, se encuentra la oficina de turismo. Los restos de la muralla están escondidos ente las casas.
Me atendieron con amabilidad y precisión informativa, señalando en el plano los lugares a visitar.
El castillo fue construido por la familia Enríquez, Almirantes de Castilla, en el siglo XV sobre los restos de otra fortaleza. A finales de siglo la entregaron a los Reyes Católicos, que la convirtieron en prisión. Desde 1540, es el lugar donde se instala el Archivo General de Simancas.
El edificio tiene una muralla completa, con sus cubos, su camino de ronda y su almenado. La entrada se realiza a través de dos puentes levadizos situados al este y al oeste. La fortaleza interior se estructura en torno a un patio central. En sus esquinas se encuentran tres torres. El cuarto torreón, más fuerte, posee una estructura de casamata. La barrera es de forma irregular, adaptándose a la estructura interna del castillo.
Bajamos por la calle Miravete y encontramos el monumento de las siete doncellas que da nombre a la villa. Este monumento preside la Plaza de la Cal y fue realizado en bronce por el escultor Gonzalo Coello en el año 2009. Es uno de los monumentos más significativos de la villa ya que representa la leyenda de Simancas, cuya festividad se celebra el 6 de Agosto, en la que se realiza una representación teatral entre otros actos.
Según esta leyenda, el reino de León debía entregar 100 doncellas como tributo al califa musulmán Abderramán II, siete de las cuales eran de Simancas. Éstas prefirieron cortarse sus manos para que el califa las repudiara. Se dice que de ahí viene el nombre de la ciudad: Siete mancas=Simancas, manos que aparecen representadas en el escudo de la villa.
La Plaza Mayor está bordeada por viviendas tradicionales en piedra y madera. Las plantas bajas están ocupadas por la carnicería, un restaurante y un bar.
La calle del Arrabal conduce a un espléndido mirador, con vistas al río y por el otro a la Plaza Mayor. Podemos detenernos y contemplar el paisaje de la ribera; también el puente medieval, compuesto por diecisiete arcos. Ubicado al borde de la colina, domina toda la vega: el verdor de los chopos de ribera, el ocre de las tierras de cultivo, el gris de los páramos y cerros de Portillo, y si hay buena visibilidad, hasta la sierra de Guadarrama.
La plaza del mirador tiene una zona de arboleda con jardines, y un área de juegos infantiles. La rodean antiguas casonas señoriales. Aquí vivó en su juventud en un palacio el infante Fernando, hermano de Carlos V. Una serie de carteles en cerámica con informan de la historia de Simancas: Restos arqueológicos en Los Zumacales, Las Comunidades, establecimiento del archivo, Guerra de la Independencia, ...
Bajando hacia el río por la calle costanilla encontramos el Rollo de Justicia. Uno de los ocho que se conservan en la provincia de Valladolid (Curiel, Villalón, Mayorga, Aguilar de Campos).
Antes del puente encontramos una magnífica terraza para comer y beber que nos recuerda a los Biergarten alemanes. La globalización nos persigue. Con vistas al parque de la ribera del Pisuerga se han colocado dos carteles informativos: uno de la Senda del Duero y otro de la Cañada Burgalesa. Los amantes del senderismo pueden disfrutar de lo lindo.
El puente es una magnífica obra de ingeniería de época medieval en el que confluían varias vías pecuarias. Forma parte del Camino de Santiago; por él pasan los peregrinos que transitan desde Madrid a Santiago de Compostela.
El resto del templo es del siglo XVI y en él se combinan elementos tardogóticos y renacentistas. Como curiosidad, hay una vieira en su fachada .
Muy cerca se encuentra el antiguo Hospital del Salvador, de finales del XVI, que estuvo abierto hasta 1840. Es un edificio de ladrillo construido para acoger o curar a pobres y huérfanos de la villa. Su construcción se remonta a finales del siglo XVI, siendo su promotor el obispo Diego Bretón.
Llegué a las diez y media con quince grados y me voy con diecinueve a las doce, buscando la sombra porque el sol pica. Hora y media de paseo disfrutando del pueblo mejor cuidado de la provincia de Valladolid.
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