Se encuentra a unos 27 kilómetros de Valladolid en una ladera del valle que se asoma al margen derecho del Pisuerga. Todavía conserva las casas-cueva en la cornisa del alcor encumbrado por la ermita. Estaban pobladas hace unas décadas y ahora el Ayuntamiento está intentando recuperarlas.
Subimos hacia la ermita de la Virgen del Castillo por calles en cuesta y escaleras. Al llegar arriba arreció el viento, aunque la temperatura era agradable. Hay una magnífica vista de todo el pueblo con la iglesia románica si miramos al sur y el castillo hacia el oeste.
La advocación de la ermita indica que fue el lugar donde primitivamente estuvo el castillo, y a ello apunta también el aspecto amurallado del cerro.
El arco de entrada, con forma de herradura, es de estilo mozárabe, del siglo X. Sobre la puerta se ve un pequeño relieve decorado con un motivo vegetal. En el mes de julio de 2011 se descubrieron unas pinturas murales al fresco, pertenecientes al gótico lineal del siglo XIII, actualmente en proceso de estudio. Lamentablemente se encuentra cerrada la abren pocas veces al año. Bajamos bordeando las casas cueva hasta la Iglesia.
Se encuentra en el centro del casco urbano y acomodada en una suave ladera. La iglesia de San Miguel data del siglo XII y XIII con añadidos posteriores. Es una de las construcciones más interesantes y mejor conservadas del románico rural vallisoletano.
El ábside, orientado al este, se levanta sobre un zócalo con el fin de igualar el terreno en pendiente. Se articula en cinco paños definidos por cuatro medias columnas rematadas en capiteles a la altura de las cornisas.
Se abren ventanales en los tres paños centrales. Los capiteles de las medias columnas son vegetales a excepción de uno, con una sirena de doble cola acompañada de una figura humana. Los canecillos son en su mayoría geométricos o vegetales, apareciendo puntualmente alguna figuración antropomórfica y, de nuevo, la sirena pez de doble cola.
La portada se orienta al sur . Consta de siete arquivoltas de medio punto abrazadas por una chambrana exterior ajedrezada. Las arquivoltas están minuciosamente decoradas a base de trenzados, hojas, puntas de clavo, lazos geométricos, boceles y fórmulas ajedrezadas que se repiten en los cimacios. La escultura se debe a un taller influido por los repertorios palentinos y burgaleses.
La torre ha sufrido varias reconstrucciones en el siglo XVI y en el XVIII sobre la original románica.
Se acercaban las cinco de la tarde, hora del café. Nos sentamos en la terraza del bar frente al edificio del ayuntamiento.
Una de las calles nos llevó directamente desde la plaza al castillo. Paseamos fijándonos en las casas solariegas que todavía se conservan.
Las obras de la Fortaleza se iniciaron durante el siglo XIV, pero no sería hasta mediados de la decimoquinta centuria cuando el castillo de Trigueros del Valle adquiriese su actual morfología, atribuyéndose el mandato de su construcción a los Señores de Valdetrigueros Don Gutierrez de Robres y su esposa María de Guevara,
Tiene dos recintos fortificados. El cinturón defensivo externo de planta rectangular de unos 70 x 50 metros rematado en sus cuatro ángulos por otras tantas torres cilíndricas de muy buena cantería y coronadas en su parte superior por boceles dobles y pequeñas aberturas a modo de troneras.
El castillo propiamente dicho, también de plata rectangular de unos 56 x 60 metros repite el esquema de torres angulares, aunque en este caso no de planta cilíndrica sino cuadrangulares y de una altura que apenas sobrepasa la de los lienzos murales. De estas cuatro torres esquineras, solo una de ellas, concretamente la del ángulo suroriental, pareció ser concebida para ser habitable.
La torre del homenaje, parcialmente desmochada, se yergue en el centro del muro norte, presentando hasta el año 2003 en que fue objeto de obras de consolidación un alarmante riesgo de desplome. En la actualidad el interior está utilizado por una especie de atractivo de feria denominado Castillo Encantado.
De vuelta al coche recorrimos otra vez todo el pueblo.
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