Rodeada de colinas en el noroeste del Peloponeso, fue fundada en el siglo VIII a.C. y pasó a la historia por ser la cuna de los Juegos Olímpicos. Junto a las Olimpiadas, existían otros juegos que tenían lugar en diferentes ciudades, como los Juegos Panatenaicos (en Atenas), los Juegos Píticos (en Delfos), o los Juegos Nemeos (en Nemea).
1-Gimnasyum 2-Palaestra 3-Taller Fidias 4-Heroon 5-Baños 6-Leonidaion 7-Templo Zeus 8-Philippeion 9-Pryateion 10- Templo Hera 11-Tesoros 12-Stoa 13-Stadium 14-Villa Nero 15-Bolouterion 16-Stoa surYacimiento Arqueológico de Olimpia
Gimnasio y Palestra: Aunque los Juegos Olímpicos duraban solo 5 días, los atletas pasaban
semanas y hasta meses entrenando y fortaleciendo músculos y disciplina,
así que es lógico que uno de los primeros edificios que se encontraban eran el
gimnasio y la palestra. El gimnasio incluía
áreas para correr, saltar o lanzar objetos, y contaba también con zonas de
baño. La palestra era utilizada especialmente para sesiones de
lucha, contaba con áreas abiertas rodeadas de columnas y se supone que el suelo
estaba cubierto de arena, para así poder amortiguar las caídas.
Baños griegos: los atletas se refrescaban en piscinas frías (loutra)
o se relajaban en termas calentadas por hornos
subterráneos. Porque no hay nada mejor para los músculos cansados y para
la mente que un buen remojón. También había salas de
vapor que permitían sudar y eliminar toxinas y, por qué no, compartir
secretos de entrenamiento. ¡Incluso los filósofos se colaban para dar charlas
motivacionales entre vapores! Antes de abandonar el recinto parece ser que
los atletas se exfoliaban con aceites perfumados y arena. Vamos,
entraban oliendo a queso azul y salían como florecillas de primavera.
Taller de Fidias: El Taller de Fidias (Pheidios en griego) era un importante centro artístico de la ciudad, que tomaba el nombre de uno de los escultores más renombrados de entonces: Fidias. Aquí, entre martillos y cinceles, vieron la luz varias obras épocas de la Antigua Grecia, siendo la monumental estatua de Zeus, la más conocida…
Se trataba, nada más y nada menos, que una de las 7 maravillas del
Mundo Antiguo y, aunque solo nos queda la leyenda de esa estatua de marfil
y oro, sabemos que media más de 10 metros y representaba a Zeus
sentado en el trono.
Leonidaion era un alojamiento exclusivo donde reyes, dignatarios y famosos
atletas descansaban durante los Juegos Olímpicos. Sus instalaciones: baños
de lujo, jardines exuberantes y zona de restauración donde meterse banquetes
para chuparse los bigotillos (en caso de que en la Antigua Grecia estuvieran de
moda).
Bouleterion: Este edificio albergaba la Boulé, una asamblea de
ciudadanos que se reunían y discutían sobre asuntos acerca de la
ciudad de Olimpia y de los Juegos Olímpicos. Aún se pueden ver las bases y los
restos de las columnas del edificio, aunque hay que tirar mucho de imaginación
para visualizar la gran sala con asientos escalonados donde tenían lugar las
reuniones.
Pedestal estatua Niké
Templo de Zeus: Si bien hoy queda poco en pie, en su momento fue una de las maravillas de
Grecia, levantado en honor a Zeus, el más poderoso de los
poderosos. Construido alrededor del siglo V a.C., fue el sitio donde
se colocó la monumental estatua de Zeus firmada por Fidias.
Estadio Olímpico. En su momento tenía capacidad para albergar 45.000 espectadores. Medía 192,28 metros de largo -unidad de medida de distancias el estadio-. y 28 de ancho. Tenía pendientes naturales que los espectadores usaban para sentarse.
Poco uso de la piedra (bordillo pista, tribuna de los jueces, galería y arco de entrada). En el estadio se desarrollaban competiciones de carreras, luchas y pancracio, un deporte de los más populares que era como una mezcla de lucha y boxeo, bastante parecido al kickboxing moderno.
Para accede los atletas tenían que atravesar
el arco de piedra que formaba parte de la galería subterránea. Lo
encuentras en el lado sureste del estadio.
Templo de Hera: El templo de Hera en Olimpia es una parada obligatoria para los amantes de la historia y de los Juegos Olímpicos. Este antiguo santuario, dedicado a la esposa de Zeus, es famoso por ser el lugar donde, según la tradición, se encendía la legendaria llama olímpica.
De hecho, este ritual se ha mantenido con los actuales Juegos Olímpicos Modernos: cada 4 años aquí se prende la antorcha olímpica que, después, emprende el recorrido hasta la sede de las nuevas olimpiadas.
Pasear por sus columnas y pensar que fue aquí
donde se encontró la delicada estatua de Hermes de Praxíteles es
de las mejores experiencias que vivir en Olimpia.
Exedra de Herodes Ático: La exedra (o ninfeo) de Herodes Ático era una fuente semicircular que
abastecía la ciudad de agua, especialmente para dar de beber a los numerosos
peregrinos que visitaban el santuario. Se encuentra cerca del altar de Hera.
Philippeon: Otro de los templos más bonitos
que ver en el yacimiento de Olimpia es el Philippeon. Con su planta
circular y sus columnas jónicas, de las que hoy todavía siguen en pie
tres, fue levantado en honor a Zeus, por voluntad de Felipe II de
Macedonia (el padre de Alejandro Magno) para celebrar la victoria en Queronea
en el año 338 a.C.
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