lunes, 14 de octubre de 2019

COVARRUBIAS



Desde Lerma  llegamos por la BU-904 que transcurre en paralelo al río Arlanza.  Hay que aparcar el coche en el exterior del casco histórico. encontramos un hueco frente a los jardines del crucero renacentista. Atravesamos la calle hasta el Archivo del Adelantamiento de Castilla, puerta  de entrada a la villa. Construido en 1575 por quien fuera médico del rey Felipe II,  es de estilo herreriano con decoración renacentista. Consiste en un gigantesco prisma pétreo con base rectangular, sostenido con ocho contrafuertes. Fue un centro de documentación de todas las escrituras que emanaban del Adelantamiento de Castilla, cuyo tribunal y sede estaba en Burgos, pero en el siglo XVIII perdió su función, ya que todo  fue trasladado al actual Archivo General de Simancas. 




Es conocida como Puerta Real, por ser la entrada principal a la Villa. Encima de ella, se puede ver el escudo de Felipe II, en el que destaca, por su gracia y rareza, el toisón de oro y se le considera el más perfecto y completo, que conservamos del mismo; en él están representados todos sus estados. Las rejas de hierro de las ventanas y contraventanas son todavía las originales. La fachada principal se compone de tres cuerpos con ventanas de medio punto simétricas. Fue utilizado como Ayuntamiento en el siglo XIX. Hoy en día acoge la oficina de Información y Turismo, la Biblioteca municipal y una sala de Exposiciones.

Unos pasos más y llegamos a la plaza de doña Urraca. La hija del conde Garci Fernández fue la primera Señora del Infantado.

Plaza de doña Urraca

Flanqueada por soportales y casas de arquitectura popular, es casi cuadrada. En lo que fue un palacio se encuentra el hotel Arlanza. Al lado contrario está  “El Galín”, típico mesón.  

 El Ayuntamiento ocupa el antiguo palacio del conde Fernán González. Sobre su portada campea el escudo de la Abadía de San Pedro de Arlanza. En uno de sus laterales se abre una portada románica, único vestigio del edificio original.

Plaza de doña Sancha

De camino a la Colegiata desde la plaza de doña Urraca. Enfrente la cerca del Torreón de Fernán González y a un lado la casa de doña Sancha. 


La Casa de Doña Sancha es el máximo exponente de la arquitectura tradicional de la villa. Data del siglo XV. De tres plantas, la primera de piedra. Los soportales se apoyan en pilastras de madera o piedra. En los pisos superiores se levantan muros de adobe  revestido con mortero de barro, con entramado de madera al aire.  Los balcones están situados estratégicamente en lados opuestos del edificio. Uno de los balcones se sitúa al sur de forma que recibe muchos rayos de sol (ideal para días de otoño e invierno. El otro situado en orientación norte es ideal para evitar el calor del verano y tener un lugar a la sombra. A la entrada el zaguán da paso a la cuadra y otras estancias que servían de almacén. En la primera planta se sitúa la cocina con chimenea de adobe y alguna sala. En la última planta se disponen las alcobas y sobre ellas el desván.





TORREÓN de Fernán González

Torre defensiva del siglo X, frente al que se encuentra un bonito crucero del siglo XVI, está adosada al recinto amurallado.  Se trata de un tronco de pirámide de base rectangular. Su aparejo varía conforme adquiere altura: la parte inferior está formada por grandes piedras sin labrar y sobre ella se asienta una zona de sillarejo que no llega a ocupar toda la anchura del lienzo, sin que, con una disposición más o menos curva, alcanza una altura aproximadamente de un cuarto de la torre, mientras mantiene las esquinas con sillares rectangulares. 



El resto del paramento se organiza con hiladas de sillería a soga muy estrechas, alternando con otras más anchas a soga y tizón. La irregularidad de la construcción viene acentuada porque, no sólo las aristas no ofrecen un perfil recto, pues pierden inclinación hacia la mitad de la torre, sino que en la parte alta se puede observar una ligera curvatura cóncava en la unión con el tejado. 
Interiormente está dividida en dos partes, bien diferenciadas por una bóveda de cañón, y estas, a su vez, en dos pisos separados por techos de madera. En total cuatro plantas. 
En el patio ajardinado empieza al exposición de armamento medieval. La guía nos fue ofreciendo detalles de cada pieza. 




La entrada  a la torre se halla hacia la mitad de su altura, en la cara sur, que da al río. Es un arco de herradura al que se debía llegar por una escalera móvil, que se retiraba en caso de peligro, de este modo la torre quedaba como bloque inexpugnable. Actualmente se sube por otra de piedra perpendicular a la torre.
Después de subir las escaleras y entrar al interior nos explicó la Leyenda de La joven infanta Urraca.El conde quería casarla en una boda previamente negociada con un príncipe de León pero Urraca ya estaba enamorada de un pastor  de la zona de Covarrubias y se negó a casarse con el príncipe. El conde condenó a su hija a ser encerrada en vida en una de las estancias de la torre. Y esto sirvió además de advertencia a sus súbditos: si era capaz de encerrar a su propia hija, ¡de qué no sería capaz si no le obedecían sus vasallos!  




Lo que en realidad sucedió es que la infanta Urraca, hija de Fernán González se había casado en segundas nupcias con Ordoño IV de León. Su padre apoyó a Ordoño IV en contra del rey Sancho I y logró que se coronara como rey de León. Pero, al poco tiempo, Fernán González se enemistó con su yerno, apoyó a su rival en el trono leonés, Sancho I, y obligó a Ordoño a renunciar al trono. Ordoño IV, llamado el Malo, se refugió posiblemente primero en Castilla y luego en Asturias. Además, para completar la venganza, recluyó a la esposa de Ordoño , su propia hija, en el torreón de Covarrubias hasta su muerte en el 965.



Disfrutamos también de las vistas paseando por  un tramo de la muralla.


Nos detuvimos para ver más armas y las saeteras en los dos últimos pisos de la torre. Seguimos escuchando las explicaciones de la guía. Nos avisó con las escaleras por si teníamos vértigo, no era para tanto. 


COLEGIATA San Cosme y San Damián

Entramos en este edificio gótico del siglo XV sobre las once de la mañana. Consta que en 1423, siendo abad Juan González de Valladolid se trabajaba en las obras aunque se remató en 1480. En el siglo XVI se añadieron el claustro, comenzado en 1528 y cuatro capillas laterales. En su solar existió anteriormente una iglesia visigótica del siglo VII –reinado de Chindasvinto- y otra románica, de la que quedan algunos restos en el claustro y el Museo. 




La fachada occidental se anima con la portada de acceso al templo y el rosetón. La puerta tiene arquivoltas ligeramente apuntadas y recuerda modelos del siglo XIII, aunque realmente se realizó en el XV o XVI. El rosetón de esta fachada occidental es del siglo XVI y presenta unas hermosas tracerías de inspiración más mudéjar que gótica. 




La torre se reformó en el siglo XVIII y sufrió un incendio en 1942 en el que perdió el chapitel.                                                                                     
Su interior es muy luminoso. Presenta planta de cruz latina, con tres naves, capillas laterales y crucero, cubiertas por bóvedas de crucería sencilla.        


                                                                 
El púlpito es obra renacentista con escudo de don Francisco de Villegas. 

 El Retablo barroco, 1751-53, está dedicado a Santos Cosme y Damián, que aparecen en el centro. En hornacinas laterales San Pedro y San Pablo. En el ático Asunción de la Virgen entre santos diáconos.               


                                                                                                                   
A los pies del  retablo se encuentran tres tumbas del siglo XII adornadas con sobria cruz abacial sobre la tapa y escudos en la cabecera. Son los entierros de santas infantas. Doña Urraca en el centro, la otra doña Urraca a la izquierda y doña Sancha a la derecha.  Hay una cartela sostenida por un ángel sobre la puerta de la sacristía    



  
 Tres lucillos sepulcrales con escudos nobiliarios y figuras yacentes se abren a cada lado del presbiterio. El abad Garci Alonso de Covarrubias (1450), primero del lado del evangelio. El segundo de la epístola Gonzalo Díaz de Covarrubias y su esposa (transición del XV al XVI).




Panteón condal  Cerrando la capilla mayor y a ambos lados del altar aparecen los sepulcros del conde Fernán González,  a la izquierda, y el de su esposa condesa doña Sancha a la derecha. Se apoyan en pétreos leones que al igual que las cubiertas son  del siglo X. Fueron trasladados desde San Pedro de Arlanza en 1841. Los sepulcros son romanos del siglo IV el de Dña Sancha y del V en mármol el del conde. Pueden proceder de Clunia.

Nos sentamos en los primeros bancos para comenzar la visita guiada.
A los pies de la nave central se instaló en 1777 el coro bajo, con noble sillería de nogal sobre el que se halla situado en magnífico órgano del siglo XVII, reformado en 1700 por Diego Orio de Tejada, que le añadió la sonora trompetería horizontal en tres filas superpuestas. Tuvimos la oportunidad de escuchar los ensayos del organista. Por la tarde a las siete asistiríamos al concierto de Herve Cenac.



Adosado al costado norte del templo se encuentra su claustro, comenzado en 1528, donde se armoniza su arquitectura todavía gótica con elementos del Renacimiento.  Se construyó a expensas de don Jerónimo de Villegas, prior de la colegiata.                                                                Las arquerías de las pandas todavía muestran un ligero apuntamiento con tracerías sobre columnillas. Por su parte, las bóvedas de las galerías muestran crucería estrellada. 





 En el claustro se encuentra el precioso sepulcro de la infanta Cristina de Noruega (1262), cobijado bajo un arco escarzano.  El lateral se decora con bellas guirnaldas y una arquería corrida de arcos de medio punto con intradós trilobulado sobre columnitas.       


                                      
Desde el claustro entramos al Museo de la colegiata. 

Se exponen restos arqueológicos como sarcófagos visigodos y restos de los capiteles del templo románico.




El guía voluntario nos explicó de maravilla tanto las obras como las circunstancias históricas.

Destacan los artesonados mudéjares  de las capillas y salas del Museo.




El primitivo retablo mayor estuvo compuesto por tablas dedicadas a San Cosme y San Damián. Se conserva una tabla del milagro de los dos santos realizando el transplante de una pierna a un enfermo. Es de Pedro Berruguete, de finales del XV.                                                                             
                                                                           
  La obra maestra más importante del Museo de la Colegiata de Covarrubias es el extraordinario tríptico de la Adoración de los Magos del Maestro de Covarrubias, de clara influencia flamenca, tallado a finales del siglo XV en madera de roble, posteriormente dorada y policromada. Los Magos representan las tres razas conocidas hasta el momento: blanca europea, amarilla asiática y negra africana. Detrás de la escena ocho ventanales góticos y en la parte alta una elegante crestería de doseles calados y una cenefa de filigrana dorada. Las puertas laterales llevan cuatro tablas pintadas con el nacimiento y la transfiguración en la parte izquierda y el bautismo de Jesús  y un donante tutelado por san Antonio os Santos Cosme y Damián decapitados a la derecha.



Monumento a la Princesa Cristina Olav de Noruega (obra de Brit Sorensen)

Frente a la colegiata puedes ver el monumento de la princesa Cristina de Noruega, quien llegó a España en el año 1257 para contraer matrimonio con Don Felipe, hermano del rey Alfonso X el Sabio. Las bodas se celebraron en 1258 en Valladolid. A los cuatro años murió en Sevilla.

Llegó la hora de comer y buscamos en la plaza doña Sancha. Los entrantes y las cocochas de las que di cuenta estaban riquísimas. 


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