Aunque está cerca de la ciudad tardamos media hora en autobús desde Braga por una carretera estrecha con demasiadas curvas. Eran las nueve y media de la mañana y todavía había poca gente. Cuando nos marchamos parecía la Gran Vía en vísperas de Navidad.
En 2019 fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Más allá de la importancia de la iglesia como lugar de peregrinación, a su alrededor hay toda una serie de jardines muy bonitos y unas vistas fantásticas de la ciudad de Braga.
Una escalera de seiscientos peldaños nos acerca al Santuario. Asusta un poco la perspectiva desde abajo pero se puede subir bien si te vas deteniendo para ver los detalles en las fuentes, esculturas y capillas.
El segundo tramo de escaleras, que tiene forma en zig-zag está dedicado a los cinco sentidos. Cada sentido está representado por una fuente diferente.
Los peregrinos, al subir las escaleras, encuentran un programa teológico que contrasta los sentidos del mundo material con las virtudes. La culminación del esfuerzo era la llegada a la iglesia situada en la cima de la colina. La presencia de varias fuentes a lo largo de las escaleras dan idea de la purificación del creyente.
Alrededor de 1781 el arzobispo Gaspar de Braganza decidió completar el conjunto añadiendo un tercer tramo de escaleras y una nueva iglesia. La tercera escalera también sigue un patrón zigzagueante y está dedicada a las tres virtudes teologales cada una con su fuente.
En una zona detrás de la iglesia (el llamado Terreiro dos Evangelistas), se construyeron, hacia 1760, tres capillas octogonales con estatuas que describían episodios posteriores a la Crucifixión, como el encuentro de Jesús con la Magdalena. Su diseño exterior se le atribuye al célebre arquitecto bracarense Adre Soares. Alrededor de estas capillas hay cuatro fuentes barrocas con estatuas de los evangelistas.
En el siglo XIX, la zona alrededor de la iglesia y la escalera se expropió para convertirla en un parque. Hay una gruta parecida a la del Campo Grande. También encontramos un estanque con barcas. En este parque se pueden ver varias camelias-
En 1882 para facilitar el acceso al Santuario, se construyó el Elevador, que unía la ciudad de Braga con la colina. Fue el primero de su clase que se construyó en la Península Iberica y aún sigue en uso.
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