El autobús aparcó cerca del castillo. La Colina Sagrada de Guimaraes la componen tres monumentos: El Castillo de Guimaraes, la Iglesia de San Miguel do Castelo y el Palacio de los Duques de Bragança.
Es una casa señorial del Siglo XV. Fue mandado a construir por D. Alfonso que era octavo Conde de Barcelos y primer Duque de Bragança, en aquel tiempo seguramente uno de los hombres más ricos de Portugal. No pudimos entrar porque era el uno de mayo y era uno de los cuatro días del año que cierran. Rodeam0s el edificio.
Y paseamos por los jardines que lo separan de la Iglesia de San Miguel y el castillo.
Este castillo está relacionado con la fundación de Portugal. Se construyó a mediados del siglo XI por encargo de la Condesa Mumadona tras quedarse viuda del Conde Hermenegildo Gonsalves, entre el año 950 y 957. Por dos motivos, el primero para defenderse de las invasiones de los normandos por el norte y de los árabes por el sur, el segundo para afianzar su poder y posición dominante sobre los demás señores feudales. Como el palacio estaba cerrado por ser uno de mayo. No pudimos entrar.
En la Iglesia de San Miguel fue bautizado el rey Alfonso Henriques, primer rey de Portugal, y así lo dice en la pila bautismal que hay en su interior. Es relativamente pequeña y sobria y, al igual que el Castillo, terminó sufriendo el abandono hasta que en el Siglo XIX y gracias a aportaciones privadas se comenzó su restauración. En fue nombrada Monumento Nacional en el año 1910.
Bajam0s hacia el centro de la ciudad medieval por la Rua de Santa Maria, Aquí se encuentran el Convento de Santa Clara, la Casa del Arco y otras casas nobles. En su día se construyó para conectar el convento fundado por la condesa Muniadona Díaz y el castillo. De esta forma, quedaban unidas la parte alta y baja de la ciudad.
Esta calle termina en una plaza. La Praça de Santiago recibía a los peregrinos que en la Edad Media se dirigían a Compostela, al igual que hoy en día recibe a los residentes y turistas en sus restaurantes y terrazas. De esta plaza me quedo con sus casas de piedra y su aspecto medieval. Por cierto, en el siglo XVII había aquí también una capilla dedicada al apóstol Santiago, pero solo podemos imaginárnosla porque la demolieron en el siglo XIX.
Antiguos Paços do Consello. Están entre la plaza de S. Tiago y Largo da Oliveira. Encima de los arcos del siglo XIV que unen estas dos plazas. En este edificio se reunían los gobernantes para tomar las decisiones. Es del Siglo XV.
En el corazón de la parte baja de la ciudad, el Largo da Oliveira, donde se encuentra el Padrón de Salado y la Iglesia y Colegiata de Nuestra Señora de Oliveira, que alberga el valioso Museo Alberto Sampaio. Esta plaza se llama así por la leyenda acerca de un milagro en relación con ella. En esta plaza había un olivo que estaba seco justo en frente de la iglesia. Se colocó en la plaza una cruz normanda en el año 1342 y en ese momento el olivo que estaba seco renació y floreció. Se consideró un milagro de la Virgen y la noticia corrió como la pólvora. Por este motivo la plaza empezó a llamarse Largo da Oliveira y la Iglesia de Nuestra Señora de Oliveira.
El Padrao do Salado es un monumento que conmemora la batalla del salado. Son cuatro arcos unidos formando una especie de “porche”. Dentro del Padrao está una cruz normanda. La cruz normanda que hay en el interior, es la famosa cruz que dio origen al milagro del Olivo. Esta cruz fue un regalo de un comerciante famoso, Pero Esteves, dos años después de la Batalla del Salado.
Y a un lado del Padrón se encuentra la iglesia más importante de la ciudad, la Iglesia de la Virgen del Olivo. Su origen fue un monasterio que mandó construir la condesa Mumadona en el año 950. Tras sus orígenes románicos, fue reedificada para celebrar la victoria de la Batalla de Aljubarrota de 1385. Es un edifico gótico bastante interesante.
Bajamos hasta Largo do Toural, En esta plaza, l más amplia de Guimaraes entramos en una Pastelaria a tomar café y descansar un ratito. La Rua D. João I, que en la Edad Media era la vía de acceso a Oporto, cuenta con casas antiguas con balaustradas de madera y fachadas del siglo XVII. Al rodear la Iglesia del Convento de Santo Domingo, ya en Rua de Paio Galvão, nos encontraremos el edificio neo-románico del Museo Arqueológico Martins Sarmento, que llega hasta el claustro del convento. Un poco más adelante se encuentra el edificio del antiguo mercado municipal, en el que actualmente se encuentra la Plataforma das Artes y el Centro de Artes Internacional José de Guimarães, que ofrece una retrospectiva de la obra de este famoso artista, natural de la ciudad.
Alejándonos un poco del centro merece la pena visitar el Palacio y Centro Cultural Vila Flor, y sus jardines colgantes con las Casas de Fresco y decoraciones rococó. También hay que mencionar la iglesia barroca de Nuestra Señora de la Concepción y de los Santos Pasos, en un extremo de Largo da República do Brasil.
Subimos por la Av. Alberto Sampaio, flanqueada por restos de la antigua muralla que sigue en la parte alta de la ciudad, ya cerca del Palacio de los Duques de Bragança.
Guimaraes es una bonita ciudad para visitar durante un día. El tiempo nos acompañó con una temperatura muy agradable.
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