El casco antiguo de Oviedo invita siempre a pasear, algunas veces bajo el paraguas. Pero eso pasa este año en todos los sitios. Entre la calle Jovellanos, al norte, y el Campillín, al sur, encontramos de todo en doscientos metros: catedral, conventos, palacios, sidrerías, cafeterías, museos, ... Oviedo era una ciudad de palacios y conventos como Valladolid, pero ha tenido más suerte con la especulación inmobiliaria y la fiebre constructiva de los 60-70. Lo agradece la vista.
PALACIO DE LA RÚA
Empezamos por la calle la Rúa que sale de la plaza Alfonso II, frente la catedral. Del siglo XV, es el edificio civil más antiguo de Oviedo. Se levantó para Rodrigo de Rúa, contador de los Reyes Católicos. Se edifica a partir de una torre cuadrada preexistente. Arco medio punto con grandes dovelas.
PALACIO DE
VALDECARZANA -HEREDIA
Desde la plaza de Alfonso II a la de Porlier Reforma del siglo XVIII del palacio levantado siglo y medio antes. Molduras en balcones y gran escudo acompañado de Hércules con el león.
PALACIO DE
CAMPOSAGRADO
En la misma plaza Porlier nos topamos con la residencia de la Familia Bernaldo
de Quirós. Del siglo XVIII. Una línea de imposta divide los dos espacios. El
primero incluye dos plantas: bodega con tragaluces y ventanas enmarcadas. El
superior con balcones moldurados con ornamentación en calles centrales.
PALACIO DE
MALLEZA-CONDES DE TORENO
Sin salir de esta plaza está la casona de la familia Malleza, del siglo XVII. Patio porticado. Bodega, entresuelo con ventanas enmarcadas, imposta, balcones. Calle central enmarcada con columnas dóricas. Dos escudos en lados del balcón sobre puerta.
PALACIO DEL FONTÁN,
MARQUÉS DE SAN FELIZ
Para llegar aquí hay que caminar hacia el sur por la calle el Peso , plaza Constitución y calle Fontán. Del siglo XVIII, con marcada estética barroca y patio porticado. La fachada tiene siete calles, como los grandes retablos. La central con puerta adintelada entre columnas, es más ancha que el resto.
PALACIO EPISCOPAL
Fachada a la Corrala del Obispo, del siglo XVI. Desde el palacio de San Feliz hay que subir otra vez al norte, en dirección a la catedral. Puerta enmarcada con
sillares almohadillados. Escudo del obispado ovetense.
TRÁNSITO DE SANTA BÁRBARA
Es un arco del XVIII, con galería que comunica el ala norte del Palacio Episcopal con la catedral.
CASA DEL DEÁN PAYARINOS
También en la plaza Corrada del
Obispo. Es un elegante edificio ecléctico con miradores laterales de madera, muy familiares para cualquier vallisoletano . Me recordó a varios edificios de la calle Duque de la Victoria , calle Santiago y de la Acera Recoletos. Frontones sobre vanos. Está ocupado por el Conservatorio
superior.
Muy cerca, en la calle Santa Ana. Uno de los tres edificios del Museo de Bellas Artes. Siglo XVIII. El Palacio de Velarde, en la calle Santa Ana esquina con la calle San Antonio, es un perfecto ejemplo de arquitectura palaciega academicista del siglo XVIII. Diseñado por Manuel Reguera González, fue construido entre 1765 y 1770 para el regidor ovetense Pedro Velarde Cienfuegos.
Está concebido como un gran bloque cúbico de planta cuadrangular, con cuatro fachadas exentas y articulado en torno a un patio. La fachada principal (calle Santa Ana) se dispone sobre un muro plano, sin movimiento en planta, y en ella destacan principalmente los balcones con saledizo de la primera planta y el escudo nobiliario que se sitúa en la parte alta del eje central. La fachada meridional, orientada al jardín, repite el mismo esquema de distribución reticular aunque con una mayor sencillez.
LA UNIVERSIDAD
Fachada y patio renacentistas.
tampoco hay que andar mucho para llegar a este antiguo monasterio. Se conservan el claustro renacentista, en dependencias del Museo, la iglesia, el arco de San Vicente y las fachadas. Y por supuesto Feijoo por todas partes. El museo tuvimos la oportunidad de disfrutarlo con una visita guiada, gratuita, a las once y media de la mañana, después de un café, también por supuesto.
LAS PELAYAS
No podían faltar en este recorrido. Se puede ver la fachada barroca, comprar pastas y con un poco de suerte entrar a la iglesia.
En esta ciudad las piedras no cansan si paras de vez en cuando en una cafetería o mejor aún en una sidrería. Oviedo es uno de los lugares más limpios y agradables que he visitado, a pesar del orballu que nunca te abandona.
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