La consolidación de Heidelberg como residencia de los príncipes electores y la fundación de la universidad (1386) tuvieron lugar en la segunda mitad del siglo XIV. Al ser residencia de los príncipes electores, en Heidelberg se construyó el castillo durante tres siglos. Desde 1400 con Ruprecht III- a 1619.
Aunque empezó a construirse como una fortificación, bajo la regencia del príncipe Federico V (1610- 1623) el Castillo recibió su carácter de palacio. La mejor obra arquitectónica de este príncipe, el “Rey del Invierno”, fue la el gran jardín Hortus Palatinus.
Después de haber sido destruido en varias ocasiones (la última en 1693), quedo en ruinas y abandonado. En 1720 el Príncipe Carlos Felipe se mudó de Heidelberg a Mannheim, haciendo construir allí uno de los palacios barrocos más grandes de Europa al estilo del Palacio de Versalles.
Las ruinas del Castillo de Heidelberg se hicieron populares a través de la poesía y la pintura del siglo XIX. Encontraron un benefactor en el exiliado de la Revolución Francesa Charles de Graimberg que llegó a la ciudad en 1810 para pintar cuadros paisajísticos y se quedó 54 años hasta el final de sus días, dedicándose a proteger el Catillo. Sus colecciones pictóricas constituyeron la base de lo que hoy es el Kurpfälzisches Museum.
Al entrar se recorre la izquierda el Stückgarten, terraplén para la artillería. Las murallas se alargan a la izquierda en un bastión redondo, Rondell, hoy sirve de mirador. Al fondo está la Dicker Turm, ruinas de un torreón de treinta metros de diámetro, de 1533. Y hacia el este el Hortus Palatinus, jardín a la italiana de 166-19.
A través de la Torturm, 1530, torre de la portada se accede al patio renacentista interior. Haciendo el recorrido por a izquierda está primero el Ruprechtsbau, sigue la Bibliothek, 1540.
Después entramos en la Fassbau, bodega de 1583-92. con la Grosses Fass. De 1751 este tonel con capacidad para 220.000 litros de vino es tan grande que tiene hasta unas escaleras para subir al mismo.
El guardián del tonel era un enano que tiene una representación en forma de estatua. Al enano se llamaba Perkeo porque siempre que le preguntaban si quería una copa de vino, él contestaba en francés con un elocuente "Perché no".
En el lado norte se extiende el Friedrichsbau, palacio renacentista de Federico IV, 1592- 1610. La parte superior se reconstruyó en 1897.Una galería subterránea lleva a Altan, gran terraza entre Freidrichsbau y Frauenziemmerbau, edificio de las damas, mandato de Federico V entre 1610 y 1632. Y el Englischerbau.
A la derecha la limitan Gläserner Saalbau -sala de los espejos de mediados del XVI-. Que imita a los palacios italianos con galería. A este edificio está unida la Glockenturm, redonda torre campanario del XIII.
En el lado este Ottheinrichsbau, correspondiente al palacio dónde vivió el Conde Palatino de mismo nombre. Se la conoce como la fachada renacentista más bella al norte de los Alpes y está profusamente decorada con esculturas de héroes míticos, planetas y las virtudes. Del flamenco Alexander Colin de Malinas. En su interior se puede visitar gratuitamente el Museo alemán de Farmacia. Soldatenbau conserva la sala de la fuente, Brunnenhalle, de estilo gótico flamígero.
Al fondo del Horto Palatinus hay una gruta donde se recogía el agua para regar. A mitad de camino del mirador a la gruta se sitúa la escultura que representa al Rhin.
Llevábamos más de dos horas paseando por el castillo y alrededores. Después de acercarnos al mirador decidimos bajar, se acercaba la hora de comer. En cinco minutos estábamos otra vez en el centro de la ciudad vieja.
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