Nada más más salir de la autovía en la desviación a esta localidad vemos las primeras viñas y dos bodegas. Cigales se sitúa entre los Montes Torozos al oeste y el río Pisuerga al este. Un cinturón de promociones de adosados rodea el pueblo. Aparco el coche a la entrada de la carretera de Valladolid, en la calle que sale de la rotonda. Según camino hacia el centro saco fotos de las viviendas tradicionales, algunas de piedra y otras de ladrillo. Las de adobe han desaparecido prácticamente.
En la plaza un plano turístico nos informa de los lugares visitables.
Es un edificio renacentista del siglo XVI, proyectada por arquitecto Rodrigo Gil de Hontañón. Lo que más llama la atención es la monumentalidad del edificio, sobre todo sus dos torres inmensas, siguiendo claramente el estilo Herreriano de la Catedral de Valladolid. A esta iglesia la llaman la catedral del vino.
En el atrio que se abre a la calle de abajo se muestra una exposición relacionada con el vino, no podía ser de otra manera. El clarete lo inunda todo.
Su construcción se alargará y será finalizado en 1772 por los arquitectos Juan de Saravia y Diego de Praves con el oro que desde México envió un cigaleño de excepción: fray Antonio Alcalde Barriga, por aquel entonces obispo de Yucatán y Guadalajara en México.
La portada del lado sur, de estilo clasicista, destaca por el relieve con la figura de Santiago a caballo.
La portada orientada el oeste es más austera y tiene menos interés.
Rodeé el edificio para hacerme una idea de sus dimensiones.
En la plaza que se sitúa al norte del templo se ha colocado una estatua de Fray Antonio Alcalde (1701-1792), fraile dominico que llegó a ser obispo del Yucatán y más tarde de Guadalajara en Nueva España. No volvió de las Américas y fue enterrado en el Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe. Colaboró activamente con Carlos III en la repoblación y organización de los territorios del actual estado de Jalisco. Como obispo ilustrado fundó escuelas, la universidad, construyó casas conocidas como las cuadritas, dotó de rentas al hospital. Hizo de Guadalajara la ciudad más próspera de México. Pero no se olvidó de su pueblo, financió con más de un millón de reales la construcción de la fachada de poniente, de las dos torres y otras partes de la Iglesia de Santiago.
Detrás de la iglesia, en la plaza, se encuentran el Ayuntamiento y el antiguo Hospital de San Juan Evangelista.
Todavía se conservan algunas fachadas de casas nobles. La antigua casa de D. Francisco Calderón mayordomo de los Duques de Frías y perteneciente al Marquesado de Santillana; es un edificio del S. XVI levantado sobre un alto zócalo de piedra. En su fachada podemos ver dos escudos realizados en piedra caliza enmarcados cada uno de ellos por el cordón de San Franciso, el de la derecha ornado con cinco calderos y el de la izquierda con roeles y decorado con pequeñas conchas y gaviotas. Hoy se usa como sede de la denominación de origen.
Muy cerca de la plaza está también la antigua vivienda de los Manuel Díaz Quijada Alcalde; parientes de Fray Antonio Alcalde, obispo de Guadalajara y Yucatán. La fachada de este noble edificio de piedra caliza se decora con un relieve en el dintel de un balcón honrando la figura de su antepasado acompañado de una compleja Iconografía.
Otro edificio de interés, actualmente vivienda particular, ha conservado perfectamente la fachada. Sirvió como lugar de culto desde 1902 a un grupo de protestantes que vivieron en Cigales bajo el nombre de la Iglesia Evangélica de San Pablo.
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